Capítulo 33

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Harry


Abro mis ojos lentamente y vuelvo a cerrarlos ante las fuertes luces blancas en el techo. Siento un peso sobre mi estómago y frío en mi pecho. Me remuevo sobre el lugar y lo que sea que esté sobre mí no se mueve. Llevo mi mano hacia mi rostro y me froto los ojos, volviendo a abrirlos con molestia.

Lo primero que observo es la blanca habitación vacía y desconocida. Muevo la vista por mi cuerpo y encuentro a Niall despeinado durmiendo al costado de la cama, con su cabeza en mi estómago.

Extrañado sigo observando el lugar, hasta que me doy cuenta.

Estoy en un hospital.

En un rincón de la pequeña habitación, Liam observa concentrado su celular.

—Hey— la voz me sale rasposa y distinta a como está todos los días. Eso llama mi atención.

Al escucharme, Liam salta de su lugar y se acerca rápidamente a la camilla. Me remuevo intentando que Niall se despierte y efectivamente lo logro.

—Harry, oh Dios mío, ¡estás vivo!— dice Niall de manera exagerada. Se acerca a mi rostro y deposita un beso en mi mejilla. Liam ríe y se sienta en un pequeño espacio que está a mi lado.

—¿Te acuerdas de algo?— pregunta Liam.

—Sí. De nuevo tuve ese horrible dolor...— digo preocupado.

—Estás dormido hace cinco horas. Hablamos con un doctor y asegura que tienes ataques de pánico y faringitis. Te ha recetado un antibiótico y debes ir al psicólogo.

—¿Qué? No, ni siquiera he visto al doctor, ¿cómo puede asegurar que tengo ataques?

—Le hemos contado por todo lo que has pasado, dice que es lógico y es algo que ven diariamente. Con unas sesiones ya estarás cuerdo de nuevo— asegura Niall.

—¿Cuerdo? Pero no estoy loco, sólo un poco triste, pero es común— pequeños pinchazos perduran en mi garganta cuando elevo un poco la voz. —¿Me puedo ir de aquí? Me siento bien ya.

—Espera Harry, iré en busca del médico— se levanta Liam y desaparece por la puerta.

—Mierda hermano, nos has asustado muchísimo.

—Me siento mal por la gente del bar, no he logrado hacer ni una canción entera.

—No te preocupes por eso Harry, cuando estés mejor volverás para revertir la situación— se aleja y toma una botella de agua. —¿Quieres tomar algo?

Asiento intentando buscar una solución a la molestia en mi garganta. Faringitis, hace unos años mi madre tuvo eso, le dolía como la mierda, pero con antibióticos se curó. Lo único que no me cierra son los ataques de pánico. He ido a la universidad y he estudiado muchas cosas con respecto a la mente y el cuerpo. Sé que esos ataques son algo más complejo, esto era un puto dolor de garganta, sólo eso. No pienso ir al psicólogo, me niego.

. . .

—Tu primer sesión es el lunes luego del trabajo— dice Liam colgando el teléfono y acercándose al sofá.

El puto médico me dijo que podía irme a mi casa si le prometía que iba a hacer todo lo que él me diga. Con tal de salir de ese lugar, acepté sus condiciones. Por supuesto mis queridos amigos le juraron que se encargarían de que siga todo al pie de la letra.

Keep me safely | Larry Stylinson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora