Capítulo 39

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Harry



El ruido de la gente se esfuma, al igual que las luces y el aire. Su cabeza contra mi pecho me recuerda a aquellos días en que todo estaba bien, cuando él no me había desilusionado. Cuando él no me había lastimado.

Lo suelto de golpe, quitando mi mano de su pelo. Él se separa y me mira frunciendo el ceño con una mueca graciosa y confundida.

—¿Qué? Eso no... ¡Eso no se dice ni en chiste!— chilla dando dos pasos hacia atrás.

—Lo lamento mucho—y es que en realidad sí lo hago, lamento ser yo quien le de la noticia, al igual que lamento que él no haya sido parte de los últimos días de Liam.

—Vete a la mierda Harry, meses sin verte y vienes con estas estupideces— lleva sus manos a la cara y refriega sus ojos con frustración.

—Tuvo un accidente hace un mes y murió en el acto— intento ser lo más breve posible, siento como mi voz pierde capacidad con cada palabra que emito. 

Sé que han sido amigos durante años y estos meses no hubieran podido terminar con la unión que tenían, pero realmente creo que Louis estuvo peor con él que conmigo. Podría haberlo llamado aunque sea, o podría haberme dicho que sólo quería esconderse de mí. Pero no, lo dejó solo al igual que a mí y nos refugiamos juntos en un mundo confuso, que acabó por ser una puta tragedia.

—No, eso es imposible— veo como aprieta los puños y realmente necesito sentir ganas de consolarlo, pero ya no hay nada dentro de mí. Verlo hizo que mi mundo se venga a abajo, pero no puedo perdonar lo que nos hizo. 

No puedo abrazarlo, no puedo limpiar sus lágrimas. Él nunca limpió las mías.

—Ven Louis, vamos a sentarnos— giro sobre mis pies y me adentro nuevamente en Starbucks.

Camino hacia una mesa libre para dos personas, mientras cargo mis maletas. Ya no tengo café, quedó completamente derramado en el suelo. Tampoco tengo apetito, ni sed, ni frío. Y tampoco tengo ganas de tener esta conversación, pero no seré un hijo de puta como él, no voy a desaparecer en este momento. 

Giro la vista sobre mi hombro y observo a Louis petrificado en la entrada, sin moverse de el lugar en donde estuvo durante los últimos minutos. Dejo los bolsos en el piso al costado de la mesa y voy a buscarlo.

—¿Louis, puedes venir?— no contesta, no se mueve y apenas respira. 

Tomo su mano para que reaccione, y entonces así levanta su vista hacia mis ojos. Entrelazo nuestros dedos y él observa nuestras manos, sin expresión alguna.

No tomo su mano por cariño, ni tampoco extraño hacerlo. Simplemente espero una reacción, algo que haga que se mueva y así podamos terminar con este asunto pronto.

Lo llevo hacia adentro y él camina arrastrando sus pies. Suelto su mano y toma asiento a duras penas mientras me ubico frente a él. Su mirada se pierde en un punto fijo sobre la mesa.

—Él está muerto. Fue muy duro e inesperado, pero no hay nada que hayamos podido hacer — continúa sin moverse. —Lamento que te hayas enterado tanto tiempo después. Aunque creo que el que lo lamentas eres tú, ya que desapareciste y...

—No lo digas— no llora, no grita, no se mueve. Simplemente emite tres palabras y vuelve a su quietud. 

—Mira, no puedo seguir hablando contigo. Debo ir al hotel ahora mismo o perderé la reserva. 

Busco entre mi bolso la billetera y saco un pequeño papel con los datos del hotel.

—¿Marriott Marquis?— pregunta observando mi papel.

Keep me safely | Larry Stylinson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora