Mi mayordomo [MikaYuu] |Terminada|

→ X: Perra

¡Un mes!

¡Un mes completo de relación con Mika!

¡Estaba muy feliz!

Mañana se cumplía el primer mes de nuestra relación. No sabía qué darle como regalo, estaba muy nervioso, pero también muy contento.

Me levanté temprano —cosa rara en mí— y fui a la habitación de Mika; me recosté en su cama para esperarlo, mientras él tomaba una ducha. Ni siquiera me había bañado, solo me lavé los dientes antes de ir con él.

—Yuu-chan, buenos días —saludó mi rubio saliendo de su baño con una minitoalla.

—B-Buenos días, Mika —le devolví el saludo con una vergüenza que me comía los nervios.

—Dime, ¿a qué se debe tu visita? —preguntó riendo.

—Tú y yo, mañana...

—Cumplimos un mes de novios —completó; abrí un poco mis ojos en señal de sorpresa.

—No creí que tuvieses presentes las fechas —declaré con una sonrisa.

—Es una fecha especial.

Yo reí ante su sonrojado rostro: se veía muy tierno, me encantaba ver como su pálida piel se tornaba color carmesí y a sus zafiros los envolvía un enorme brillo entusiasta y dulce.

Cada parte de él, era tan excepcional.

Él era asombroso en todos los sentidos; hasta su cara enojada me gustaba. Y desde que somos novios he podido ver muchas de sus facetas.

—¿Ahora qué quieres? —no me di cuenta en qué momento, pero Mika estaba hablando por teléfono—. Dije que no y estoy ocupado; exacto, con mi novio —colgó.

—Mika, ¿estás bien? —me atreví a preguntarle; su cara estaba desfigurada por el enojo, pero al hablarle, la tranquilizó.

—Lamento eso, Yuu-chan.

—No te preocupes, pero, ¿estás bien?

—Sí, era mi tío, pidiéndome que vuelva, como siempre —respondió con furia en su voz; me acerqué a él.

—Mika, te quiero mucho —le dije dulcemente mientras me colgaba de su cuello y le robaba un beso.

—Yo más —me abrazó por la cintura.

Para ese punto, Mika estaba sólo con sus pantalones puestos, así que podía sentir su suave piel con mis manos. Era una sensación total y completamente espectacular, y aparte del roce de nuestros labios, había un toqueteo entre nosotros.

De hecho, en este mes, ha pasado mucho: besos y caricias —exceptuando la vez que... me masturbó—, pero no llegamos a nada más.

—¿Qué quieres hacer mañana? —me preguntó al separar el beso, pero sin dejar de abrazarme.