Mi mayordomo [MikaYuu] |Terminada|

→ XLVIII: Celos

No podía creerlo;  Gyu me había besado, y por encima de eso, estábamos en una posición comprometedora: él sobre mí, como todo un activo y yo debajo suyo, como toda un pasivo.

Yo sólo no podía hablar, la impresión no me dejaba hacerlo; él estaba todo sonrojado, pero de seguro que yo lo estaba más.

—Michi-chan... Yo... —trató de decir, sin quitándose de sobre mí—. Tú me... me gustas...

—¿Eh? —logré decir, anonadado.

Habían pasado algunas semanas desde que me había trasladado de curso y de que vi a Gyu.

Pero no sabía que sentía con exactitud por él.

—Gyu, yo... —fijó sus ojos sobre mí, poniéndome más nervioso—. No sé... que siento por ti...

—¿Q-Quieres intentarlo? —preguntó—. ¿Me darías el honor de ser tu novio?

—Y-Yo... Pero...

La verdad no sabía qué responderle; cerré los ojos y suspiré tratando de meditar.

Yo quería muchísimo a Gyu, pero realmente no sabía si era amor de amigos, así como hermanos, o amor de pareja; eso me confundía muchísimo.

Y si fuese lo primero, y yo le hubiese dicho que sí, realmente no quería lastimarlo.

—Gyu, yo... sólo no sé que siento por ti —murmuré—. T-Trataré de aclarar mis sentimientos pronto...

—Está bien —sollozó.

Sentí mi corazón resquebrajarse; realmente me dolía que él llorara, aunque suponía que no debería estarlo haciendo, es decir, aún no lo había rechazado completamente.

Estuvimos en esa posición durante un largo rato, luego él se levantó de sobre mí diciendo que ya debíamos irnos a clase.

Era incómodo caminar a su lado después de lo que había sucedido.

—¡Aikawa-senpai!

Ambos dimos la vuelta para ver a la persona que había gritado, hallando a una bella chica que corría detrás de Gyu hasta llegar a nosotros.

—Aiko-chan —Gyu le sonrió; sentí mis tripas revolverse al oír cómo la llamó.

—Sempai, me gustaría decirle algo en privado —me observó disimuladamente.

—Michi-chan, esperame, ¿sí? —asentí sin ganas.

Observé la escena mientras me paraba apoyado en una pared; estábamos en la salida al jardín, ellos se pararon justo debajo de un árbol, casi como una escena de declaración en un manga shoujo. 

La chica hizo una reverencia exagerada, Gyu habló sonriendo y ella se sonrojaba en sobremanera; parecía que moriría de un ataque nervioso.

Esa chica se le iba a confesar a Gyu.

Apreté los puños mientras me cruzaba de brazos y apretaba la quijada; estaba seguro que él la rechazaría pero yo odiaba verlos juntos.

[...]