→ XVIII: Piezas

2.2K 214 25
                                    

Tenía miedo.

Mika no había dejado de caminar de lado a lado en la habitació; se veía furioso, pero por más que lo llamase, no respondía, ni siquiera me miraba.

-Mika -volví a intentarlo por quinta vez.

-Yuu-chan -me respondió; di un leve brinco en el colchón.

-Mikaela Tepes, calmate, no lograrás nada si te pones así -pedí un tanto enojado.

-Es que... -excusarsó-. No quiero que te pase algo, te amo muchísimo y sin ti yo creo que me moriría.

-Déjate de eso, ¿quieres? -traté de no sonar avergonzado-. Yo voy a estar para ti tanto como me sea posible, juro que no me separaré de ti.

-Yuu-chan -se acercó a mi y me abrazó-, te amo, nunca lo olvides.

Se separó un poco y me dio un dulce beso, haciendo que me sonrojara y él sonriera, ya calmando sus nervios.

Tras un largo rato en donde estuvimos besándonos un poco, sin pasarnos de la raya, solo para calmar a Mika, ambos fuimos a dónde estaban mis padres, Krul-san y Asura.

-Hola, Urd -hablaba la pelirosa por teléfono-. Sí, de nuevo -se veía molesta, supuse que hablaban del tío de Mika-. Por favor.

Estábamos en el comedor del hotel, Krul-san habló con alguien por teléfono y mis papás y Asura charlaban pacíficamente. La verdad, me sentía en peligro, como si mi existencia fuera un problema.

Pero no quería que mi rubio se sintiese mal; quería pasar mi vida junto a él, pero si su tío quería lastimarme, quizá Mika se separaría de mí sólo para protegerme, y eso es lo último que quería. No podría soportar el sufrimiento de tenerlo lejos, de verdad lo amaba demasiado.

-Yuu-chan -mi ojizafiro me sacó de mis pensamientos-, ¿qué pasa? Estás en las nubes.

-No es nada -respondí sonriendo mientras desviaba la mirada.

-Sabes que puedes decirme lo que sea, ¿cierto? -preguntó; asentí-. Perfecto.

Aunque intentaba calmarme, sentía que estaba siendo observado, no me gustaba esa sensación, como si quisieran atravesarme el pecho sólo con la mirada.

-Vamos por un helado, Yuu-chan -sugirió mi mayordomo.

-Vamos -sonreí.

Salimos del hotel sólo hasta la orilla del mar, que es donde había un pequeño puesto de helados; Mika me dijo que lo esperara sentado en un muro que había ahí, mientras él compraba los helados.

Me senté y vi como se fue caminando tranquilamente a pedir los conos, sonreí al ver su cara mientras elegía un sabor; lucía muy entusiasmado.

-¡¿Qué demon...?! -grité.

Mi mayordomo [MikaYuu] |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora