Mi mayordomo [MikaYuu] |Terminada|

→ XVII: Amenaza

Mientras Mika hablaba con Rene-san, este ultimo me dejó con Lacus.

Imbécil de mierda, jodía demasiado.

—Hey, Yuu —volvió a llamarme por quinta vez; sentí un tic en el ojo derecho—. ¿Desde cuándo Mikaela y tú son pareja?

—Un mes y dos semanas —respondí sin darle demasiada importancia, tratando de ignorarlo.

—Oh, entonces es algo pasajero.

—¿Disculpa? —creía que lo golpearía; estaba en el tope de mi paciencia ya.

—Sí, es pasajero —me abalancé sobre él.

Lo tiré a la arena conmigo sobre él, comencé a golpear su rostro y abdomen con una fuerza considerable mientras él gritaba llamando la atención de las personas que pasaban.

—Yuu-chan —escuché a Mika llamarme—, ¿qué estas haciendo?

—¡Mikaaaaa! —me lancé sobre él como si fuera un gato, él me atrapó en el aire; susurré en el oído—. Él dijo que nuestra relación era pasajera.

Vi como frunció el ceño, se veía bastante molesto; me abrazó con delicadeza y volteó en dirección a Rene-san, este se acercó rápidamente.

—¿Qué hiciste, Lacus? —preguntó el ojeroso mientras ayudaba a pararse del suelo al aludido.

—Le dije la verdad a Yuu y se enojó —respondió encogiéndose de hombros.

—Lacus —llamó mi rubio; sentí una corriente en mi cuerpo, su voz había salido de ultratumba—, no te metas en las relaciones de los demás —miró a su amigo—. Nos vemos, Rene.

Luego de aquella escena tan desagradable, los dos caminábamos por la playa tomados de la mano, mi cara estaba roja y Mika parecía estar en las nubes.

—Mika —llamé; me miró—, ¿sucede algo?

—No mucho —contestó riendo; lo fulmine con la mirada—. Siendo sincero, tengo miedo.

—¿Miedo?

—De mi tío —sentí como mi respiración se agitaba un poco; me observó con cuidado—. Si quiere que me case con esa chica, hará lo imposible para que tú no le estorbes.

Mis ojos se abrieron de par en par, me puse nervioso; no lo podía ocultar. Prácticamente estaba diciendo que su tío podría hasta matarme, solo para que él se casé.

—¡Mika-chaaaaaaaan! —escuché que alguien gritó.

Mi mayordomo me cargó como princesa en el acto y empezó a correr conmigo en brazos como si su vida dependiera de ello. Cuando al fin se detuvo, fue donde se encontraban mis papás, su madre y su tío.