→ XXXII: Séptimo mes

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-¡Mika, Mika! -llamé moviéndolo de un lado a otro.

-¿Qué pasa? -bostezó adormilado-. ¡¿Se te rompió la fuente?!

-¿Que? -reí-. No, calmate.

-¿Entonces?

-Se movió -le sonreí.

Mi rubio soltó un grito emocionado, lo que me hizo sonreír aún más; me senté bien en la cama, y él se acomoda frente a mí, poniendo su cara muy cerca de mi pansa.

-Michi, soy tu padre, Mikaela, , lo , es nombre de chica -rió solo mientras acariciaba mi vientre-. Quiero decirte que te amo, es una maravilla que tú estés ahí dentro de tu mami, y él está muy contento, y , tu mami es un chico, pero lo amo...

-M-Mika -susurré comenzando a sollozar.

-Déjame terminar, llorón -murmuró haciéndome sonreír mientras trataba de secar mis lágrimas-. Él es el amor de mi vida, y estamos esperando ansiosos por poder tenerte en nuestros brazos mi bebé precioso; recuerda que no importa qué, te amamos.

-Eres todo un Romeo -me burlé ya con mis cachetes secos.

-Y mi bella Julieta.

-¡Oye!

-Te amo -interrumpió, haciéndome sonrojar-. Gracias por darme tanta felicidad, Yuu-chan.

-G-Gracias a ti por compartirla conmigo.

Me dio un beso gentil; nos miramos fijamente tras separarnos, y entonces sentí su mano en mi vientre, bajé mi rostro y observé como acariciaba lentamente mi pansa. Mika era todo un sobre protector cuando se trataba de su hijo.

En las noches, cuando yo estaba dormido, él le hablaba a Michi; le decía que lo amaba y lo mucho que me amaba a mí. Y luego le hablaba en inglés y en ruso.

Yo sonreía como idiota cada vez que lo hacía; y cuando terminaba su sesión de lenguas con nuestro bebé, vuelvo a dormir con una enorme sonrisa de felicidad plena.

Mika sería un gran padre; sólo esperaba que yo también pudiera serlo.

Esa noche dormimos bastante, pues en la mañana mi rubio despertó a mi lado sin haberme traído el desayuno, lo cual era extraño siendo que él era mi mayordomo; una de las criadas nos trajo nuestros alimentos, y desde que desayunamos, no nos habíamos movido de la cama. Incluso seguíamos estando en pijama mientras veíamos películas.

-¡Es tan triste! -sollocé.

-Ya, ya -murmuró mi prometido.

-¡Pero míralo, él no sabe que su dueño no va a volver!

Mi mayordomo [MikaYuu] |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora