→ XXX: Quinto mes

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Creí que era una vaca.

Una vaca muy rara.

Mi vientre ya había empezado a crecer y si antes me veía un poco gordo, en ese momento me veía como una ballena; la espalda me dolía a veces, pero ya no tenía vómito o mareos, lo que agradecía desde el fondo de mi alma.

¡Miiiiiikaaaaaa! —grité para que me escuchara, dado que él estaba en la cocina del primer piso.

Casi al instante, escuché los pasos veloces corriendo por las escaleras, y cuando lo noté, Mika estaba parado en la puerta, mirándome.

Dimesonrió agitado.

Quiero ramenhice un puchero.

Eres todo un niño mimado —suspiró—. Ya vuelvo —sonrió y se volvió a ir.

Era increíble como el tiempo pasaba tan rápido; ya iban cinco meses.

Cada vez que pasaba un mes mi nerviosismo crecía, además sé que me estaba poniendo hartante y molesto; no quería que mi novio se aburriese de mí.

Si Mika me dejase en medio de mi embarazo, yo no podría soportarlo.

Me eché a llorar desconsoladamente gracias a ese estúpido pensamiento, e iba a continuar sollozando cuando la puerta de mi habitación se abrió repentinamente.

Aquí esta tu ramen... mi mayordomo me observó curioso y de acercó con la charola—. ¿Yuu-chan?

T-Tranquilo, no pasa nadamurmuré secando mis lágrimas rápidamente.

¿No pasa nada? —repitió riendo a la par que ponía la charola en la mesita de noche y se sentaba en la cama junto a mí—. Entonces, ¿por qué lloras?

Prácticamente Mika me obligó a decirle el motivo del porqué andaba chillando como idiota, cuando terminé de explicarle, él suspiró riendo.

—Por favor, Yuu-chansobó el puente de su nariz—. Estoy seguro que te he dicho muchísimas veces que no te dejaré porque te amo, ya deja de ser tan inseguro y tan dramático.

Acepté lo que me dijo mientras bajaba la mirada y me comía lo poco que quedaba de mi ramen.

Vamos a tomar tu ecografía —avisó—. Ve a lavarte los dientes, te espero abajo.

Ya que estaba en el quinto mes de gestación, tenía que ir a la segunda ecografía, y estaba muy emocionado.

Esa vez podría saber el sexo de mi bebé, ¡estaba supremamente feliz!

Mika decía que no importa el sexo siempre y cuando estuviese sano y lo amemos, pero yo quiería un niño, aunque si tenía una niña no me quejaría; las nenas son hermosas.

Prefería que fuese un nene para que pueda jugar y divertirse tanto como yo no pude; si era niña, me tendría que preocupar el doble, a menos que tuviera nene y él fuera doncel...

En cuyo caso, estaba jodido...

No quería ser el mismo tipo de padre que fueron los míos, sabía que se habían portado así por protegerme, pero no quisiera exgerar con los cuidados; lo cuidaré mucho, pero también deberé enseñarle a defenderse.

Lavé mis dientes y me arreglé un poco; bajé hasta la sala en donde estaba mi esposo, luego Mitsuba nos llevó en el auto al hospital, en donde nos sentamos a esperar nuestro turno.

Mi mayordomo [MikaYuu] |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora