→ XL: Rescate

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¿Dónde... estaba...?

Ya despertaste —sonrió un sujeto de cabellos largos y platinados, acercándose a mí.

¿Qué es... este lugar? —pregunté con voz temblorosa.

Una bodega —respondió él con simpleza.

¿P-Por qué me trajo aquí?

Yo no lo hice solorió—. Traelo, Akane-chan.

Una chica de cabellos castaños se acercó arrastrando algo que yo no lograba ver por la oscuridad; en cuanto aquello que ella jalaba estuvo frente a mí, en otra columna, ella se quitó de mi vista, dejándome ver lo que había traído.

¡Gyu-kun!grité al reconocerlo; él medio abrió los ojos mientras la chica lo amarraba a la columna.

Michi-chan...le oí murmurar.

Empecé a forcejear para tratar de liberarme, pero yo estaba muy firmemente amarrado de las muñecas; comencé a llorar de inmediato al reparar en su estado: su rostro estaba lleno de moretones y raspones, casi inconsciente, además de casi desnudo completamente y bañado en sangre.

Sueltalo, quiero ver este momento —pidió otro hombre con cabello rojizo.

La chica castaña obedeció y desamarró a Gyu, el cual se arrastró por el suelo hasta llegar a mí y tocar mis pies levemente.

Lo siento, lo siento, lo siento, Michi-chan —susurró con una voz quebrada en llanto—. Lo lamento de verdad, lo siento mucho.

No entendía porqué se disculpaba, al menos hasta que traté de recordar el cómo llegué a ese lugar.

¿Tú... los ayudaste?murmuré.

Juro que no era mi intención, te lo jurolevantó su cara con dificultad; hicimos contacto visual—. Michi-chan, no sabía que esto era lo que ellos querían.

Vi sus lágrimas salir a montones de sus ojitos; estaba horrible: malherido y con sus golpes hinchándose.

Michi-chan, lo siento se arrastró un poco más y levantó con dificultad su rostro.

Su boca chocó con la mía una vez más, entonces sentí que un líquido bajaba por mi garganta, lo que me hizo dormitar.

Lo último que logré ver fue a Gyu-kun siendo arrastrado de vuelta por la misma chica.

[...]

En cuanto atendimos esa llamada, prácticamente salimos corriendo al auto, dejando a todos los presentes en la fiesta desconcertados; en ese instante íbamos camino al lugar que Ferid nos había indicado.

Yo sólo podía pensar en mi pequeño bebé y en lo que estaría viviendo, poniéndome cada vez más ansioso.

¿Acaso esta cosa no puede ir más rápido? —gruñí desesperado.

Mika bufó sin decir nada, lo que me ponía más nervioso.

Di algo, ¿quieres? —espeté.

Yuu-chan estoy muy molesto, déjame —musitó apretando el volante—. Intento calmarme, justo ahora podría matar a alguien.

Mi mayordomo [MikaYuu] |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora