→ XXXIV: Noveno mes

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Buenos días, Yuu-chan —sonrió mi novio, bostezando.

Buenos días, Mikasaludé sentándome en la cama.

¿Quieres comer aquí o bajarás?interrogó mientras se desperezaba.

Bajarésonreí; él asintió.

Luego de que mi prometido me ayudara a levantarme de la cama y se fuera a su habitación; entré en mi baño y comencé a quitarme la ropa para meterme en la ducha.

Lavé mi cuerpo con delicadeza y luego me sequé; salí del baño e inspeccioné mi armario para ver que podría usar: decidí ponerme un pantalón ancho gris y un camisón azul que me llegaba hasta las caderas, cosa que lograba cubrir mi enorme panza.

Bajé cuando terminé de vestirme; estando en la puerta de la cocina vi a toda mi familia incluyendo a los nuevos integrantes, es decir, la madre y el tío de mi prometido, junto a él mismo.

Sonreí y caminé hacia ellos con pasos lentos y cansados.

Cuando iba a mitad de camino sentí un dolor en mi parte baja, lo que me hizo soltar un grito agudo, llamando la atención de toda la familia y logrando que mi prometido corriera hacia mí.

¡Yuu-chan! —gritó agarrándome de los brazos para que no me cayera al suelo—. ¡¿Qué pasa?!

La... La fuente... se me... rompió...logré decir entre jadeos de dolor.

¡Mitsuba el auto!gritó Mika.

¡Sí!exclamó la rubia, corriendo.

Calma, Yuu-chan, respira como te enseño el doctor ese y sostén mi manosusurró mientras me daba su mano.

Michi ya... quiere venir...dije entre gimoteos, respirando agitado.

Así es, así es, mejor calmaterió nervioso—, él pronto estará con nosotros, ¿entiendes?asentí con dificultad—. ¡Mitsuba!

[...]

Mierda; a Yuu-chan tenía que rompérsele la fuente en este instante.

Tenía miedo.

Cargué a mi prometido con dificultad en cuanto la rubia informó que el auto estaba listo; y lo recosté en el asiento trasero con su cabeza sobre mis piernas. Él sostenía mi mano fuertemente mientras intentaba respirar como el médico le había enseñado a hacer en cuanto entrara en labor se parto.

¡Vámonos!grité; Mitsuba arrancó de inmediato.

Detrás de nosotros, en otro auto, venía el resto de la familia con las cosas necesarias para el bebé cuando naciera y todo eso.

Mitsuba condujo lo más rápido que pudo hasta el hospital en dónde trabajaba ese estúpido médico que atendía a la familia Ichinose. En cuanto llegamos, yo volví a cargar con mucho esfuerzo a mi prometido, llevándolo hasta el área de urgencias.

¡Una silla de ruedas!gritó el puto del médico de mi ojiesmeralda en cuanto nos vio llegar.

Mi mayordomo [MikaYuu] |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora