Mi mayordomo [MikaYuu] |Terminada|

→ VIII: Amor

—¡Yuu! ¡Yuu! ¡despierta, mocoso!

—Guren-sama si grita así, no creó que sea de mucha ayuda.

—A ver, levantalo tú si puedes.

—Yuu-chan, Yuu-chan, arriba.

—¿Que... pasa? —mascullé adormilado.

—Guren-sama quiere hablar contigo, abre la puerta, por favor —me tensé.

Al abrir la puerta, mi papá estaba mirando a Mika con enojo, no sé porqué.

—¿Qué pasa, Guren? —interrogué incómodo.

—¿Eh? —me miró—. Ah, sí, Shiho y Yoichi se van a casar, pero como Yoichi no es doncel, alquilaran tu vientre —espetó.

—¡No! —renegué enojado—, ¡¿cómo te atreves?!

—Oye, sé que no es el mejor plan, pero es lo mejor que tenemos —frotó el puente de su nariz.

—¡¿Y Shinoa?!

—Fue lo primero que les dije, pero respondieron que no porque ella es aun muy pequeña, e intente decirles lo mismo de tu hermano, pero no tuve éxito —me sorprendió un poco que me haya defendido.

Supongo que él siempre hacía eso en las reuniones que tenía con los Hiragi, después de todo, es mi padre.

Miré a Mika, quien aún no se iba, y estaba mirando hacia la ventana del pasillo; tenía una expresión como de molestia.

—¿Mika? —llamé inseguro.

—¿Sí, Yuu-chan?

—Mikaela, puedes retirarte —interrumpió mi padre.

—Sí, Guren-sama —reverenció—. Yuu-chan, cuando termines, ve a desayunar —pidió y se fue con pasos tranquilos, pero con los puños apretados.

Cuando lo vi alejarse, sentí que algo dentro de mí se quebraba, supongo que así se sentía mi mamá cuando peleaba con Guren.

Me dolió ver como tenía esa mueca en la cara, además de que volvió a sonreírme de esa forma.

Me dolió muchísimo.

—¿Por qué hiciste eso? —casi grité, ofuscado.

—Es obvio que se siente incomodo estando en medio de una conversación de este tema —respondió mi padre con tranquilidad.