Mi mayordomo [MikaYuu] |Terminada|

→ XI: Más que nunca 2/1

Me había levantado más energético que nunca.

¿Y cómo no?

Cumplía un mes de relación con mi mayordomo.

Había estado meditando acerca de que debería regalarle, y sinceramente no sabía, pensé que debería darle algo que le gustase pero no sabía exactamente qué.

Tenía una idea, pero sería difícil.

Me bañé tan rápido como pude y me vestí; ya había escogido la ropa que me pondría. E íbamos a un parque de diversiones, así que si iba muy formal se notaría mi emoción.

Corrí escaleras abajo hacia la cocina e intenté preparar algo para que ambos desayunáramos.

Yo era pésimo en la cocina, pero sabía que al menos podía hacer café, pan tostado y huevos revueltos.

Preparé el supuesto desayuno; llamé a varias de las criadas y les expliqué mi plan, ya que gracias a Mitsuba, todas ellas se dieron cuenta de nuestra relación.

Y tras eso, me dirigí al cuarto de mi novio; no toqué, si lo hacía, lo despertaría, y quería despertarlo de una forma diferente.

Entré sigiloso, observándole dormir plácidamente; acomodé la charola en su mesita de noche y me acerqué a el.

Sonrojado y con el corazón a mil por hora; empecé a repartir besos en todo su rostro, él se removió y yo pensé que se había despertado, así que me detuve.

—¿Por qué paraste? —preguntó con los ojos cerrados y un puchero; solté una risita.

—Buenos días, Mika —reí; él abrió un ojo.

—¿Y mi beso de buenos días?

Me acerque a su boca; lo besé de forma corta pero lo suficientemente larga como para que se considerara un beso. Mika me regalo una bella sonrisa que me hizo sonrojar.

Se sentó en la cama y yo me acomodé a su lado, tomé la charola y la ubiqué sobre mis piernas; Mika me miró curioso.

—Feliz primer mes —le sonreí.

Empezamos a comer tranquilamente, él me daba la comida en la boca y yo a él; era vergonzoso, pero divertido.

Tras comer y llenarme de mimos; mi rubio se fue a bañar y yo me quedé en su cama mientras lo esperaba.

—Sólo me visto y nos vamos —avisó saliendo del baño otra vez con esa maldita minitoalla.

—Deberías comprar una toalla más larga, ¿no crees? —reclamé mientras volteaba mi sonrojado rostro.

—Oh, ¿acaso mi bocchan está pensando en cosas pervertidas?

—¡I-Idiota! —grité y escondí mi cara entre sus almohadas.

Podía escuchar su hermosa risa, la cual era como la melodía mas perfecta del planeta, y lo mejor de todo era que era sólo para mí; a nadie más que a mí le sonreía así.

Esas almohadas tenían su olor, lo aspiré, era como una droga; lo miré de reojo mientras un pequeño sonrojo aparecía en mi cara.

Se veía demasiado sexy.

Chicas, lo siento, pero él es mío.

Mika debería ser modelo, se veía tan deseable que me hacía querer verlo todo el día; llevaba puesta una camiseta blanca con unas letras negras que decían: "If you can dream it, you can do it", pantalones azules y botines negros hasta los tobillos.