Mi mayordomo [MikaYuu] |Terminada|

→ LIII: Muerte

—¡Yo quiero ir a nadar! —gritó mi mamá.

—Pero... —intenté decir.

—¡Pero nada! —chilló—. ¡¿O es que quieres otra noche de chistes?!

—¡No! —espeté.

—Ay, qué dramático —susurró para luego besar mi frente.

Y así el domingo después de aquella cena con la familia de terminamos poniéndonos trajes de baños para nadar en la piscina del patio trasero.

Las criadas, mi mamá, los abuelos y mi tío Asura estaban en la piscina nadando mientras mi papá me hacía compañía en la sombra, pues yo no había querido entrar al agua de inmediato.

—¿Sabes qué pasa en la jungla entre las cinco y las seis? —preguntó mi papá.

—¿Qué pasa? —suspiré.

—Una hora —dijo y se echó a reír.

—Buenas tardes, familia Ichinose-Tepes —Gyu apareció en la puerta—. Hola, mi amor —me sonrió.

—H-Hola, Gyu —saludé sonrojado por el apodo—. ¿Q-Qué haces aquí?

—Tu mamá me invitó —informó acercándose a la orilla de la piscina —. Cuidado.

Lo miré confundido, pero en cuanto dijo aquello, se lanzó de bala de cañón a la piscina, salpicándome mucha agua a la cara, lo que me hizo toser y mi familia rió.

—¡Maldito Gyurei del demonio! ¡bastardo del diablo! —chillé entre toses mientras salía de la piscina.

Después de que exploró las profundidades de la alberca, se acercó a la orilla para salir del agua y luego caminó hasta mí.

Demonios; se veía condenadamente sexy con su cabello mojado, sus ojos soñadores, su abdomen marcado y esa bermuda pegada a su cuerpo que cubre la Gyuconda y la hace marcar notoriamente.

—¡Mamá! ¡papá! ¡Yuu-kun! ¡Michi-kun! —oí a mi tío gritar.

—¡Tío Yoichi! —salí de la piscina y lo abracé.

—Ya estás bastante alto, te pareces mucho a Yuu-kun y a Mika-kun —comentó apretándome en sus brazos.

—Enano —Shiho-san me saludó sin ganas.

—Hola —hice mala cara—. ¿Dónde está Tamaki?

—¡Michi! —la voz a coro de mis dos primos llegó a mis oídos.

Tamaki y Shimi corrían hacia mí; suspiré pensando que aún no les decía sobre mi relación con Gyu, los saludé y los tres nos sentamos en el césped, un poquito alejados del resto de la familia para poder charlar.