→ XII: Más que nunca 2/2

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Cuando bajamos de la noria, compramos algodón de azúcar, parecíamos un par de niños pequeños, aunque era divertido, tanto él como yo, teníamos la cara llena de algodón.

Y beso a beso nos limpiabamos.

Era divertido, aunque vergonzoso.

Y al llegar a casa empezaba lo difícil.

¡Ya llegamos! —anuncié al abrir la puerta.

¡Bienvenidos! —gritaron las criadas desde algún punto de la casa.

Tomé de la mano a Mika y empecé a jalarlo hacia mi cuarto; cubrí sus ojos al llegar a la puerta, e hice que pasara.

La habitación estaba mejor de lo que me imaginé; aunque era un completo cliché, creí que era lo mejor, ya que estaba indeciso con respecto al regalo que le daría a mi rubio.

La cama tenía un corazón de pétalos de rosas, había velas rojas y blancas en las ventanas y estantes. Se veía muy bonito, un total cliché, pero de igual forma me gustaba.

Quité mis manos de los ojos de mi novio y besé su cuello despacio mientras trataba de calmarme.

Yuu-chan... ¿esto es...? —le oí balbucear.

Feliz primer mes, Mika.

Feliz primer mes, Yuu-chan.

Me dio un beso, agarrándome por la cintura; puse los brazos en su cuello.

Mika pateó la puerta y la cerró; quitó una mano de mis caderas y puso seguro.

Bueno, esto se va a descontrolar.

Entre besos y caricias, me llevó a la cama y me tiró ahí con sumo cuidado.

Te amo, Yuu-chan susurró mirándome directamente a los ojos.

Mi novio estaba sonrojado y sus hermosos zafiros tenían un brillo que jamás había visto, era muy lindo.

Un pequeño y casi invisible hilo de saliva estaba conectando nuestros labios.

¿Estas seguro que quieres que yo...? preguntó apartando la mirada.

No hay nadie mejor que contesté jalándolo hacia mí y lo besé.

El puso sus brazos a ambos lados de mi cabeza y comenzó a repartir besos en mi rostro.

Yo sólo suspiraba, cada toque suyo era como el paraíso; la única persona que iba a dejar que me hiciese aquello era a él; él y solamente él.

Yuu-chan, ¿es tu primera vez?cuestionó besando suavemente mi cuello.

¡C-Claro que !

Él rió, yo giré mi rostro, avergonzado. Me besó el cuello de nuevo y comenzó a quitar mi camiseta; una de sus manos fue a parar a mi serpiente, acariciándola, logrando que se me escapara un gemido.

Me gusta como gimes, Yuu-chan susurró en mi oído; le di una palmada en la espalda.

Mi mayordomo [MikaYuu] |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora