Mi mayordomo [MikaYuu] |Terminada|

→ XXXVI: Ex

Desde que Michi llegó no he podido dormir bien.

Recordaba aquellos tiempos en que podía dormir hasta las tres de la tarde sin interrupciones. Aunque estaba feliz de poder tener a mi bebé, aún si eso significaba cargar con unas ojeras de mapache en mi cara.

Ya había pasado todo un mes desde que el bebé de la familia nació.

Mi mamá y mi suegra estaban preparando lo necesario para nuestra boda; yo estaba muy emocionado, pero también asustado de lo rápido que el tiempo pasaba y de lo poco que faltaba para el gran día.

—Yuu —mi papá entró a mi habitación rascándose la nuca—, pues, yo...

—¿Quieres que te diga que hacer para que Michi deje de llorar? —se tensó; reí, yo había acertado—. Cantale.

—¿Qué le canto?

—Lo que te venga en gana, siempre y cuando no sean rancheras de esas que dicen groserías —se rió; lo abracé—. Gracias por cuidarlo.

—Vaya, no es normal este tipo de muestras de afecto en ti, al parecer el oxigenado te ha pegado un poco su personalidad —se mofó apretujándome entre sus brazos.

—Guren-sama, le dicho muchas veces que soy rubio natural —suspiró mi prometido mientras entraba a la habitación.

—Pareces teñido —defendió.

—Papá, Mika es rubio natural y si lo vuelves a llamar de esa forma, le diré a mi mamá —amenacé; él palideció.

—¿Le dirás a mamá que cosa? —mi mamá apareció en la puerta, sonriendo.

—Bueno... —insinué mirando a mi papá.

—Le estaba preguntando a Yuu cómo dormir a Michirou y me dijo que tú podías enseñarme —interrumpió el ojiamatista; mi mamá se echó a reír.

Luego de eso, ellos se fueron a quien sabe donde, y Mika y yo bajamos a la sala ya después de ver una película y comer helado; estaban mi suegra, mi mamá, mi papá y Asura-san con un portapapeles mencionando cosa por cosa lo que necesitaríamos para la boda.

—Trajes y corbatas —leyó Krul-san.

—Listos —respondió Asura.