Mi mayordomo [MikaYuu] |Terminada|

→ Especial III: Luna de miel 3/5

—Hoy lo harás tú y punto —me quejé con los brazos cruzados.

—Yuu-chan, ¿qué no recuerdas lo de ayer? —él también se cruzó de brazos, pero sonriendo.

—E-Eso es otro asunto.

—No, no lo es, es exactamente lo mismo —dijo.

—Mika... —fruncí mi ceño.

—Yuu-chan —me sonrió todavía más.

—Mikaela —gruñí.

—Yuuichirou.

—Mikaela Tepes.

—Yuuichirou Ichinose —caminó hacia mí; casi pegando su pecho contra el mío, haciéndome notar una vez más la diferencia de estaturas.

—¡Maldito rubio teñido del diablo! —grité molesto, empujándolo.

—¡Celoso posesivo con complejo de seme! —me gritó casi con burla.

—¡Masoquista!

—¡Sádico!

—¡No me hables, imbécil! —vociferé con lágrimas en los ojos.

—Está bien —aceptó.

Y así fue como por una idiotez, me peleé con mi esposo en mi luna de miel.

Pero yo tenía la razón en esa ocasión.

No era justo que sólo yo tuviese que disfrazarme y usar trajes que le gustaban a Mika para que hiciéramos el amor; yo también tenía mis fantasías con su cuerpo.

Mi rubio salió de la habitación, dejándome solo llorando en la cama; quizá exageraba, pero me habían dolido sus palabras y tenía todo el derecho a ponerme de aquella manera.

Me quedé dormido después de llorar como idiota durante varios minutos, y cuando desperté, ya era de noche; y para mi sorpresa, Mika estaba frente a mí, mirándome avergonzado.

—Escuchame bien, Yuu-chan —espetó tirándome su teléfono, que agarré en el aire—: sólo haré esto una vez en la vida, ¿entendido?

—¡Sí, sí! —le di play a la canción que mi esposo tenía lista para empezar en la pantalla de su teléfono.

No podía creer que mi sexy esposo me estuviera haciendo un streap dance; verlo bailando de forma tan sensual me daban ganas de lanzarmele encima.

Sus movimientos eran lentos y muy excitantes, acariciaba sus caderas y movía su pelvis lentamente, siguiendo el ritmo de la canción.

Se quitó la camisa lentamente, enseñándome sus marcados abdominales.

—¡Muevelo, Mika! —expresé poniéndome boca abajo en la cama, disfrutando de su sensual baile.

—Callate, sé que lo disfrutas —se quejó meneando su trasero en mi dirección; sus nalgas eran demasiado sexys.