La puerta principal de aquella bodega fue abierta de par en par, creando un enorme estruendo, y mostrando a Mika y a Yuu con expresiones de enojo.
—¡¿Dónde demonios está mi hijo?! —gritó el azabache mientras examinaba el lugar con su vista.
—¿No entiendes el significado de la palabra "silencioso", Yuu-chan? —espetó sarcástico el rubio, rodando los ojos.
—Oh, Mika-chan, niño gay, ¿qué tal han estado? —Ferid se acercó a ellos sonriendo.
—Muy bien hasta que apareciste —gruñó el ojizafiro—. ¿Dónde está mi hijo?
—¿Ese intento de hijo? —rió el peliplatinado—. Por allá.
El ojirubí más bajo señaló un lugar no específico de la bodega, guiando la mirada del ojiesmeralda hacia la oscuridad; Yuu recorrió una vez más el lugar con sus ojos, logrando, casi por milagro, ver dos pequeñas sombras.
Corriendo velozmente, el azabache se dirigió a la zona en la que había visto esas dos pequeñas siluetas; detrás suyo escuchaba el metal crujir, lo que le daba a entender que su esposo ya había empezado con el plan.
—¡Mami! —gritó Michi, guiando más fácilmente al ojiesmeralda.
—¡Michi!
En cuanto Yuu estuvo lo suficientemente cerca pudo notar la escena; Gyurei estaba inconsciente, recostado en el regazo del Tepes menor, ambos envueltos en un charco de sangre, y el menor sin camisa.
—Gyu-kun... Gyu-kun está... —trató de explicar el pequeño infante.
El moreno se agachó y revisó el pulso del azabache recostado sobre su hijo, notando que su corazón latía débilmente, lo que lograba preocuparlo muchísimo más.
El ojiesmeralda se quitó su abrigo negro y lo puso sobre el cuerpo del azabache mayor; también se quitó su sudadera, negra igualmente y se la entregó a su hijo, quien se la puso de inmediato.
—No saldrán vivos de aquí —rió Crowley, acercándose a gran velocidad con una motosierra encendida.
Yuu tuvo que dar un salto para alejarse de su pequeño, el cual se agachó en su lugar; el objetivo del pelirrojo era él, no su hijo.
—Michi, cuidalo —susurró el azabache mayor.
Desenvainó la espada que tenía y se puso en posición de ataque, listo para iniciar una lucha bajo los ojitos asustados del Tepes menor.
Michirou se inclinó hacia el pasillo, sorprendiéndose de ver a su padre luchando con otra espada, haciéndole frente a Ferid, que peleaba con un enorme fierro entre sus manos.
El pequeño azabache que cuidaba de su amigo miraba entre asustado y asombrado a sus dos padres que peleaban valerosamente, manejando a la perfección sus espadas y logrando que él se preguntara mentalmente si todos en su familia llegaron a practicar esgrima.
Pero entre ataques y defensas, el rechinar de las hojas de metal al ser golpeadas, el único infante despierto notó que eso no era esgrima normal; es decir, eran técnicas de ataque, técnicas para matar, ¿cómo sus padres podían usarlas de manera tan normal? ¿cómo era que las conocían siquiera?
Mika y Yuu se movían con fluidez y velocidad en medio de los golpes que esquivaban y devolvían.
—Mika-chan... ¿cómo has podido... hacerle esto a tu... tío...? —murmuró Ferid con voz queda, llamando la atención de Michi de golpe.
El peliplatinado tenía la espada que empuñaba el rubio clavada en su pecho, quizá en su corazón.
—De esta forma te devuelvo todo el mal que me has hecho a mí y a mi familia —gruñó el ojizafiro, retirando suavemente la hoja de su espada—. Pensé en olvidarlo, pero tú nunca te rindes, así que a esto tuve que llegar.
Michi no entendía nada, tan sólo sabía que en ese momento, un trauma había nacido en su cerebro.
Asustado, el Tepes menor devolvió su mirada hacia su madre, este respiraba agitado, sus ropas negras estaban manchadas de sangre, y aún anonadado, su mirada se dirigió al suelo, en donde el cuerpo inerte de Crowley descansaba.
Michi casi soltó un grito al notar que la cabeza del pelirrojo estaba unos cuantos metros de su cuerpo, mostrando sus ojos color rubí supremamente abiertos.
El pequeño infante tenía miedo, su joven cuerpo temblaba y se aferraba al cuerpo casi inerte de Gyurei.
—¡Michi! —exclamó Mika corriendo hacia el aludido en cuanto Ferid cayó al suelo.
—Pa... pi... —logró decir el niño, recibiendo un abrazo de parte de su progenitor.
—Perdoname —susurró el ojizafiro mayor—. No debimos hacer esto contigo aquí, pero no tuvimos opción.
El pequeño azabache no dijo nada, tan sólo se limitó a sollozar mientras apretaba la tela del abrigo que llevaba su padre.
—Odio interrumpir, pero si no nos vamos, tendremos un enorme problema —avisó Yuu, señalando disimuladamente el cuerpo de Gyurei.
Un auto negro estaba en la entrada, era en el que esos dos habían llegado; Mika agarró el cuerpo del infante inconsciente, y Yuu cargó a Michi en sus brazos.
Los cuatro se subieron, el rubio conducía, el azabache mayor iba de copiloto, y los dos pequeños niños iban en el asiento trasero, Michi con la cabeza de Gyurei en su regazo.
—Sí, un crimen terrible —expresó el ojiesmeralda mientras hablaba por teléfono—; un secuestro —dijo—. En el hospital principal de Shinjuku —informó—. Sí, claro —colgó suspirando.
—¿Con quién hablabas, mami? —preguntó el Tepes menor.
—Con la policía —respondió el aludido con una sonrisa mientras lo miraba por el retrovisor.
—Pero lo que hicieron está mal, los arrestarán —explicó preocupado.
—Tu mami y yo no somos tan tontos como para hacer eso sin evidencia que somos inocentes —interrumpió su padre, sonriéndole también para tratar de calmarlo.
Michi trató de sonreírles mientras acariciaba dulcemente el cabello de Gyurei; rogaba a todos los dioses que conocía, que por favor él estuviera bien.
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Alto nivel de drama esto xD
Espero les haya gustado
Bye!
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Mi mayordomo [MikaYuu] |Terminada|
Fanfiction"Donde Yuu es un doncel adinerado y Mika es su mayordomo personal". • Esta fue mi primera historia MikaYuu, así que no fue mi trama más original, pero sí la que me ayudó a crecer • Historia Yaoi. ChicoxChico. Boy Love. M-Preg (embarazo masculino). C...