→ XXIX: Cuarto mes

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Miiiiiikaaaaaaaaaa... —llamó mi azabache.

Dime —murmuré al llegar frente a él.

Hay algo que debo preguntartesus facciones se endurecieron; parecía ser algo importante, por lo que asentí sintiéndome repentinamente nervioso—. ¿Quién...?

¿Quién...? repetí mientras el ponía sus manos en mis mejillas y acunaba mi rostro.

¿Quién es...?

¿Quién es qué? —gruñí exasperado.

¡¿Quién es el mayordomo más lindo de todo el planeta?!sonrió.

No lo diré, Yuu-chan me negué cerrando los ojos.

Vamos, Mika, por favor —rogó.

Soy yo...dije rendido.

Mi cara se puso roja  y mi Yuu-chan chilló como fangirl al verme así. Sonreí de lado y lo abracé haciendo que la situación se revierta, el sonrojado era él.

Desde hacía tres meses que había embarazado a mi novio y futuro esposo, aunque pensándolo bien, ni siquiera le había propuesto matrimonio de la forma adecuada.

Una idea surcó mi mente, y tras dejarlo en su habitación entretenido viendo cualquier cosa, me dispuse a arreglar muchas cosas para mi sorpresa.

Algunas horas después, le vendé los ojos a mi azabache y lo guié por donde estaba aquel lugar que quería que él viera.

Al estar al frente del punto, solté la venda y murmuré en su oreja:

¿Te gusta?sonreí.

¡Me encanta!chilló y se lanzó sobre mí para abrazarme.

En el patio puse una mesa para cenar bien decorada con velas y un mantel levemente brilloso, las sillas estaban frente a frente y sobre la mesa y al rededor de esta, se desplazaban luces de colores tenues, logrando el escenario perfecto para una cena romántica con mi amado novio.

La comida estaba servida, así que jalé la silla de Yuu-chan como todo un caballero para que él se sentase, y luego de dejarlo cómodo, me senté yo en mi lugar.

Conversamos amenamente sobre temas triviales; me sentía cómodo estando con él, ver sus ojos me hipnotizaba, y sus labios...

¡Moriría desagrado de tanta belleza!

¿Mika?llamó sacándome de mi trance.

Sólo te miraba —le sonreí mientras apoyaba mi barbilla en mi mano y lo admiraba—. De verdad amo tus ojos, tu cabello, tus labios, tu todo.

I-Idiota —murmuró sonrojado; es todo un lindo tsundere.

Yuu-chan mis manos sudaban, mi corazón se aceleró muchísimo al notar que tenía toda su atención sobre mí—. Yo...

Me miró confundido; yo intentaba parecer sereno, aunque mi cuerpo quisiera lo contrario.

Observé mis manos: en medio de ambas yacía una pequeña caja de terciopelo negro y dentro de esta un pequeño anillo de compromiso que fue comprado hacía tres semanas y que no había podido dar.

Mi mayordomo [MikaYuu] |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora