A rapist stepfather. |#1| Axl Rose.

Capítulo 29.

______ Seymour.

  El último semestre siempre te hacía sentir que los días se encontraban más que solo contados. Conforme más pensaba al respecto, más asfixiada comenzaba a sentirme; nunca fue tan real como ahora que estaba ''sola''. Mi vida estaba siendo esto, levantarme todas las mañanas a las primeras horas, elegir mis mejores prendas todos los días y llegar hasta acá acompañada de Axl. Nadie sabía que era él quien estaba trayéndome, todo mundo creía que tenía un nuevo conductor y eso era todo, pero sí tan solo alguien más lo supiera... Llegaba a la escuela y tomaba un donut en la cafetería, me reunía con Bonnie durante el día, y, entre algunas clases con John. Mis encuentros con él últimamente habían sido lo siguiente de escasos. Pero había tenido tiempo con otros tantos amigos que no me interesaban ni una tercera parte de lo que me interesaban Bonnie y John, pero así era, eran mis amigos. No quería dejar esto, graduarme iba a ser una pesadilla.

  Hablar con todas las personas posibles que pudiera en un solo día, las rivalidades entre cada escuela y dentro de la misma escuela, hasta las cansadas tareas, y luego las fiestas. Siempre había una fiesta a la cuál asistir. No importaba el día de la semana, simplemente, había un lugar a donde ir. Era lo que amaba de esta escuela. Desafortunadamente recordaba la secundaria, aquella escuela adinerada donde había que usar uniforme, y los estudiantes se esforzaban por sacar las mejores  notas. Eso estaba bien, pero Bonnie y yo nos metíamos todo el tiempo en problemas, porque queríamos sentirnos mayores en ambientes como estos.

  Ahora todo terminaba al menos para mí. Bonnie entraría a una gran universidad y continuaría con todo esto y de forma más real. Por mí parte, hasta ahora, no había tenido que pensar en la universidad. No había conseguido pensar en una carrera que quisiera tener y sí tenía cualquier esperanza de ir, ahora mis posibilidades acababan de reducirse a nada. Ya no tenía el dinero para hablar de eso. Por más que hiciera las paces con mi madre dudaba que mi orgullo pudiera ser tan bajo como para poder aceptarle un título, no después de echármelo en cara como sí fuese una vividora. Por ley, era hija de una mujer con un buen patrimonio, no iban a dar una beca ni soñando. No tenía ni las posibilidades ahora. Se acabaría la preparatoria y de terminaría todo para mí.

  Por eso, estaba esforzándome en todas esas últimas actividades. En menos de un parpadeo, ya habían seleccionado al grupo de estudiantes que organizaríamos la fiesta de graduación. Bonnie, Jennifer, Alison, Alex, Merry, Mary Anne y yo. La gran fiesta de graduación estaba a solo semanas, era una carrera contra el reloj y aunque la mayoría del trabajo estaba hecho por organizadores que contrató el instituto, aún teníamos cosas por hacer. El instituto por ejemplo, tenía todo resuelto acerca del gran bufete. Los meseros, los cocineros, todo; excepto qué platillos servirían, el orden de estos, la elección de postres y bebidas. De eso nos encargabamos nosotras. Todas pertenecíamos a distintas clases y nuestro trabajo era conseguir el menú perfecto para ese día. Teníamos la mejor parte, pero nadie creyó que sería tan increíblemente difícil. Ya ni hablábamos de cuánto nos estaba costando decidir una temática, los colores, tonos, flores y servilletas que habrían ese día. Era un tema sin final.

  Me había inscrito hace meses para formar parte de esto. Tuve que escribir mi carta de presentación y todo e iba a redactarla a un comité. Inscribí a Bonnie y me mandó al demonio pero al final no tuvo otra opción. No tuvo que hacer ni un carajo de lo que yo hice, los profesores igual la colocaron aquí porque en realidad a nadie más le interesaba hacerse cargo de algo tan grande e importante. De hecho, volví a casa aquel día hecha una furia porque los profesores no me dejaron ni leer mi carta de presentación, solo me dieron un lugar en el equipo. Y pensar que aquella tarde de invierno conduje hasta distintas partes para ir citando referencias de conocidos importantes. Ahora me era gracioso, y no sé qué tanto podría haber cambiado de unos meses para acá, pero ahora solo sé que de pronto hacer todo esto me parecía estúpido.