Capítulo 54.

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_____ Seymour.

  Axl se había ido está mañana, como prácticamente siempre hacía. Contados amaneceres había conseguido despertar tan temprano como él y más contadas mañanas aún, había conseguido amanecer junto a su pecho, con él aún conmigo.

  Tarde o temprano, coincidiría con él durante las mañanas, como lo hicimos antes. Hasta entonces era libre de recogerme el cabello, caminar descalza por la casa y colocar un disco de Shocking blue en el equipo de sonido. Preparaba pan tostado con la mejor mermelada que Cameron, la madre de Bonnie, había hecho y enviado hace un par de días.

  Hoy me esperaba un día de trabajo diferente. El cómo había obtenido el trabajo aún era un poco confuso hasta para mí de comprender, pero un ex empleado de Stephanie se había acercado a mí. Con ayuda de otras personas había conseguido mi número, y se había mostrado muy interesado por conseguir que mi rostro sobresaliera, tal como lo había hecho antes con mi madre. Sabía que el hombrecillo podía ser un estafador, como casi todos, pero había conseguido que yo fuera uno de los dos rostros principales que necesitarían para una de las líneas de ropa que sobresaldrían los próximos meses.

  Axl no sabía que había estado relacionándome, de alguna manera, con uno de los antiguos contactos de mi madre porque algo me decía que entonces, él encontraría algún pero. Él me cuidaba, siempre lo necesitaría, pero también necesitaba esto.

  Además, trabajaría con otra mujer. No la conocía de nada pero vi una fotografía de ella el otro día que hacíamos las pruebas de maquillaje. Era atractiva.

  (*)

—Con que ahí estás. —le dije a Axl, cuando lo ví llegar. Sus prendas deportivas de hoy incluían un hermoso jersey negro de fútbol americano.

— ¿Cómo te va, preciosa? —hoy parecía encontrarse agotado, lo cual, a veces era normal. Últimamente pasaba muchas horas en el gimnasio.

—Me va fenomenal. —pude sentir mi propia sonrisa al verlo. Rodeé su cuello con ambos brazos y le di un fuerte beso en la mejilla. Iba a retirarme hasta que sentí la presión de sus brazos rodearme por mi espalda baja. Era un abrazo cálido y sutil.

—Tu cabello siempre huele fenomenal. —murmuró. No me di cuenta de cuando sus labios buscaron entre mi cabello, mi cuello, para depositar un corto beso que produciría las cosquillas que me harían reír.

—Tengo que irme, Axl. Pero voy a extrañarte. —mencioné y tuve que pasarlo de largo hasta el espejo de la sala. Quería verificar que me veía bien. Tenía shorts de mezclilla, zapatillas negras, altas y delgadas. Arriba una delgada blusa oscura y corta, además de una chaqueta oscura.

—Dejame llevarte a donde quiera que tenga que llevarte hoy. Tengo que ver a un empleado de David Geffen de cualquier modo y está citándome en Malibú. —explicó. Me pidió diez minutos para cambiar sus prendas y eso hizo. Estuvo de vuelta con gafas de sol oscuras, vaqueros azules desgarrados, playera blanca y anillos en los dedos. Lucía atractivo y varonil, como él siempre hacía. 

— ¿Qué tal el gimnasio hoy, Axl? —le pregunté. Estaba muy serio hoy, pero se lo atribuí al agotamiento.

—Estuvo bien. Duff llegó tarde y peor, aún estaba ebrio. Vomitó sobre uno de los aparatos. —respondió. Dado que tenía una tira de goma de mascar en mi boca, tuve que deshacer la pompa que había hecho para poder hacer una mueca, una que hizo reír a Axl. —Entonces, ¿Todavía te atraen esos sujetos, o tuviste que descubrir por tu propia cuenta que no son tan agradables cuando eructan en tu rostro sin querer solo porque los idiotas cayeron ebrios bastante temprano?

—Nunca me gustó nadie tanto como tú; ni siquiera Jim Morrison o Robert De Niro. El resto era fanatismo.

  Tenía quince años para comenzar. Fue ridículamente fácil que me atrajeran cinco chicos malos de Los Ángeles, cuando claramente no los conocía de nada. Cuando veía esas fotografías promocionales donde los cinco aparecían como grupo no podía evitar perder mi tiempo observando únicamente a Axl. Solo a Axl. Desde que tenía dieciséis sabía que el asunto era sobre él. Cómo cuando esas chicas descubrieron a Elvis por primera vez, o como las mujeres crearon la beatlemanía, comencé a sentir "eso" por Axl, bastante pronto. Pero Axl no debía saber. Él tuvo su propia idea sobre esto en su momento y erradicarla de nosotros había sido un trabajo difícil.

A rapist stepfather. |#1| Axl Rose.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora