Por la noche, después de que Bastian me llamase terminamos comiendo pizza en su casa. Cuando la terminamos nos volvimos a sentar en el sofá.
-Y bueno... ¿De qué querías hablarme?-Me crucé de piernas en el sofá.
-De todo, de lo que ha pasado todos estos días...-Dijo poniéndose algo nervioso.
-Pues te escucho-Le miré.
-Siento haber sido un capullo contigo, sé que te lo dije y volví a hacer lo mismo pero...-Dijo mirando al suelo.
-¿Pero?-Dije mirándole.
-No sé qué hacer, todo...todo...-Se le quebró la voz.
-Bastian...-Me acerqué a él.
-No es ni para dar pena ni nada de eso, es...es lo que pasa en realidad y no sé qué hacer-Se echó una de sus manos a la cara intentando controlar sus emociones.
Me lo contó todo, todo lo que pasaba, con su equipo, con la prensa, con el nuevo míster, con su representante y por último, lo de Ana. Lloraba como un niño mientras me lo contaba. No demasiado contaban con él, la prensa deportiva y del corazón le machacaba por la poca participación en el United y en la Selección Alemana y por su vida personal, y todo hacia él eran palabras de desprecio, incluso las de su representante. Por último no quiso profundizar mucho en lo de Ana, pero me contó lo suficiente como para yo saber que se sentía como una absoluta basura.
-Todo va tan mal y no sé qué hacer, tengo tanto miedo-Lloraba mirando al suelo.
Le miraba con mucha lástima, había momentos en los que estaba a punto de ponerme a llorar yo.
-Estoy acabado lo sé, pero no sé qué he hecho para merecer todo esto, tal vez este sea mi castigo por mi ambición y haberme ido del equipo de mi vida, no lo sé...-Negaba con su cabeza mientras las lágrimas caían al suelo.
Le di un abrazo muy fuerte.
-Me siento tan cansado Andrea, hay noches enteras que no puedo ni dormir-Dijo con voz temblorosa.
-Tranquilo, ya está, shhh-Puse una de mis manos en su cabello y empecé a acariciarlo.
Se empezó a relajar.
-Me siento un completo inútil, todo me ha salido tan mal esta temporada. Intenté ser el mejor y he acabado haciendo la pena-Dijo limpiándose las lágrimas con el dorso de la mano.
-Va a ir a mejor Bastian, estoy segura, sólo es una mala racha-Le puse la mano en el hombro.
-Hay una última cosa que no te he contado...-Dijo serio.
El ambiente empezó a notarse tenso. Yo me quedé en silencio.
-Me gustas Andrea, mucho, y tengo miedo a hacerte daño, a no estar a la altura o a hacerme daño yo-Soltó de repente.
Me quedé paralizada.
-¿Sabes una cosa?-Me acerqué a él.
Me miró, tenía sus preciosos ojos verdes llenos de lágrimas. Seguidamente apoyé mi frente en la suya.
-A mí también me gustas-Le acariciaba la cara.
Cerró los ojos y las lágrimas cayeron por sus mejillas.
Me daba tanta lástima, se sentía un completo inútil, y eso para un jugador no debe ser bueno. Se sentía completamente rechazado en un mundo que el tanto adoraba; el mundo del fútbol. Encima de ese problema, tenía otro encima, tenía el corazón roto, por culpa de una chica que lo único que hizo fue aprovecharse de su fama cuando él estaba en el punto más álgido de su carrera.