Después de estar unos días consolando a Andrea, Anna y yo volvimos a Múnich.
Nos dolía demasiado verla así, estaba completamente rota, verla llorar desconsoladamente nos partía el alma.
Es obvio que lo quiere mucho, y él a ella también, estoy segura. Hay algo que me parece bastante extraño en todo esto.
Esa zorra de Ana no puede separarlos, puede confundir a Bastian pero no puede alejarlo de ella, él quiere a Andrea.
Volvimos a Múnich y mientras Anna se ponía al día con Lewy yo ayudé a Mats a instalarse en su nueva casa. Era muy bonita y espaciosa.
Notaba a Mats ausente desde hace unos días, era obvio que él no quería venirse a Múnich, se alegraba por estar cerca de su familia y amigos pero el equipo no le hacía demasiada gracia, su equipo el Dortmund.
Después de terminar de poner todas las cosas en su sitio y de hacer la compra volvimos a casa para comer y luego relajarnos. Mientras veíamos cualquier programa alemán me dijo que podía venir a su casa las veces que quisiera, y me invitó a ir el domingo a la final de la Supercopa Alemana.
Ese día se resumió en relax, luego en ir a cenar con los Lewandowski mientras discutíamos lo que les había pasado a Andrea y a Bastian y luego irnos a dormir después de una buena sesión de amor.
Llegó el día de la Supercopa Alemana. Estábamos ya en Dortmund y Anna y yo nos dirigíamos al estadio con las equipaciones de nuestros chicos y estábamos muy ilusionadas por verles jugar. Yo la que más, era el primer partido que Mats jugaría con el Bayern, y le iba a apoyar a muerte.
El partido comenzó y la presión del Dortmund era descomunal y el Bayern estaba bastante desconcentrado. Mats tenía una cara que lo reflejaba todo, ya que cada vez que tocaba el balón, todo el estadio lo abucheaba y le pitaba. Él intentaba concentrarse y aparentar normalidad.
-Pobre Mats...-Dijo Anna apenada.
-Sí...
El partido continuó y el Dortmund lo estaba haciendo muy bien. El Bayern seguía con el mismo descontrol y la grada le pitaba a Mats, y cuando fallaba le aplaudían. La cara de Mats empeoraba por momentos.
En el descanso Mats fue dirección al túnel y me buscó con la mirada, cuando me vio me sonrió, yo le sonreí y le lancé un beso. Anna hizo lo mismo con Lewy.
La segunda parte comenzó y el Bayern volvió a ser lo que era. El partido estaba empezando a ser reñido pero el portero del Dortmund paraba todo lo que disparaba el conjunto Bávaro, hasta que Vidal marcó el primer tanto. Todos celebraron menos Mats. Minutos después ocurrió lo mismo, y con un pase de Mats, Müller marcó el segundo.
El partido finalizo, el Bayern celebró con la afición y levantaron la copa. Todos estaban ahí celebrando e incluso Mats, pero lo hacía más por cortesía que por alegría propia.
Luego se acercó a la grada de los aficionados del BVB y su camiseta se la dio a un aficionado. Sonreí al verlo.
Después de que estuviese hablando con sus antiguos compañeros bajamos a ver a nuestros chicos. Anna se abrazó a Lewy con todas sus ganas y se dieron un beso pasional.
Cuando vi a Mats le abracé, tenía una cara de falsa felicidad en el rostro.
-Felicidades mi amor-Le cogí de la cara y le di un beso.
-Gracias...
Me abrazó y hundió su cabeza en mi cuello. No estaba bien, y mucho menos feliz.
Mientras le abrazaba vi como Erik nos miraba al final del pasillo bastante mal. Yo le devolví la misma mirada.
Después de saludar a algunos jugadores, ver el título y demás, Mats decidió que no quería seguir la celebración con ellos, así que nos volvimos al hotel.
La noche se resumió en yo consolándole el llanto. Estaba confundido, había sido muy extraño para él entrar al estadio de su vida con la camiseta del eterno rival, y encima escuchar los pitos, los abucheos y los insultos, eso lo mataba.
-Ya está cariño, tranquilo-Le decía tocándole el pelo.
-Me siento tan mal, me siento tan confundido, y encima he hecho un partido de mierda.
-Shhh, ya está, lo harás mucho mejor la próxima vez, y es normal que te sientas así, tiene que pasar un tiempo cielo, tranquilo cariño-Lo abracé y luego le besé.
Se abrazó a mí, y se apoyó en mi pecho.
-Gracias por estar aquí soportándome Cris.
-Es lo que debo hacer, me importas.
-Te quiero.
-Yo también te quiero Mats-Le besé la frente.
Se incorporó y me miró a los ojos. Yo también miré sus preciosos ojos castaños.
Empezó a besarme despacio y yo le seguí. Me puso debajo de él y con su mano empezó a subir por todo mi cuerpo mientras yo recorría su maravillosa espalda con mis manos.
Esa noche volvimos a darnos una dosis del otro.