Me pasé la mañana tirada en la cama mientras lloraba por la llamada de anoche.
Quiere que sienta lástima por él.
Desde que le vi en Berlín me gustó. Obviamente reprimí esa sensación porque sabía que alguien así jamás me daría bola. Cuando le vi en Ibiza después de la pelea sentí emoción en el fondo, pero al verlo con esa chica murió. Me confundía tanto su forma de comportarse, pero me daba igual porque yo le quería ayudar de verdad. Cuando me dijo que sentía lo mismo que yo siento por él la felicidad se adueñó de mí. Le quiero y estaba ilusionada, muy ilusionada, pensé que había cambiado...
El timbre interrumpió mi llanto, y fui abrir.
-Ho... ¿Andrea?-Dijo Manu sorprendido.
-Hola Manu...-Dije limpiándome la nariz.
Pasamos dentro y él se quedó muy impactado al verme. Rompí a llorar y me estrechó entre sus brazos mientras yo lloraba desconsoladamente.
-Ya está...tranquila, estoy aquí.
-Yo creí...yo creí....
-Tranquila pequeña, ya está, no pienses más en eso, te vas a poner peor. Mírate estás fatal, debes descansar.
Asentí y él me secó las lágrimas con sus pulgares. Me llevó a la habitación. Estuvo cuidando de mi parte de la mañana.
-Andrea tienes que comer, no te lo repito más-Me dijo mientras tenía un sándwich en la mano.
-Manu ya te he dicho que no-Miré hacia otro lado.
-Tienes mucha fiebre Andrea, vas a caer rendida si sigues así-Me tocó la cara y se acercó, yo diría que demasiado.
Me aparté despacio.
-Andrea...tengo que decirte algo, sé que no debería pero debo hacerlo.
-Dime
-Cuando estábamos concentrados en Evian, Bastian trajo a Ana un par de veces al hotel.
Me quedé helada.
-¿Qu...qué?
-Pasó la noche en el hotel porque a la mañana siguiente la vi salir.
-Lo siento...-Apretó los labios.
Me eché a llorar desconsoladamente mientras él me abrazaba.
Narra Bastian:
Al día siguiente me levanté con una fuerte resaca.
Menos mal que no tenía que ir a entrenar porque si no me moriría. Sólo recuerdo algunas cosas de las que hice anoche, hay un punto en el que se me borra completamente la memoria.
Espero no haber hecho ninguna gilipollez.
Como era de esperar, mi primer pensamiento al despertarme fue Andrea. Su ausencia me consumía por dentro.
La echo de menos, y necesito saber cómo esta.
Después de reflexionar un buen rato, llame a Piqué. Después de varios insultos hacia mí y varias discusiones, explotó.
-¿Sabes imbécil? Por tu culpa está con casi cuarenta de fiebre en la cama, hace como una semana que no viene a trabajar, parece una muerta en vida, y todo por tu jodida culpa. No me llames más.
Colgó.
Me levanté mirando el móvil horrorizado.
Está enferma, está mal.