Estos días mi ánimo ha ido a peor, los clubs no concretan nada y mi actual equipo menos. Schneider no hace nada más que darme largas y yo no me decido aún. Cada vez me queda menos tiempo.
Tengo que confesar que estos días mi humor era pésimo, era muy seco con todo el mundo y más que todo con Andrea, luego me acaba arrepintiendo, así que decidí no hablarle más para que no se preocupara y no hacerle daño.
Me cuesta mucho mantener el humor a raya cuando me llama, pero es que no puedo fingir, me sale solo, y a veces le pego unos cortes que se queda en silencio completamente.
Estás siendo malo con ella Bastian, ella no tiene la culpa de lo que te está pasando.
Mis días han sido iguales todos. Entrenar, entrenar y aburrirme.
Llovía muchísimo en la ciudad así que me quedé en casa y entrené viendo como el agua caía por los cristales. Hice cinta, pesas y todo lo que correspondía. Después de la paliza que me pegué decidí relajarme viendo los JJOO.
Debido al cansancio me quedé dormido en el sofá.
Tuve un sueño bastante subido de tono.
Después del partido contra el Livepool entramos felices al vestuario. Les habíamos ganado con un buen resultado y nos adelantábamos en la clasificación. Al haberme quedado hablando con alguna gente fui el último en entrar a las duchas, como estaba solo decidí meterme en el jacuzzi y relajarme. Cuando eché la cabeza para atrás noté unos labios sobre mi cuello. Me di la vuelta asustado y ahí estaba.
Andrea.
-Felicidades mi campeón-Sonrió.
-Gracias cielo, ¿Quieres meterte?
No lo dudó ni un momento, se desvistió y se metió conmigo. Se acercó, se puso encima de mí, y sin decir nada empezó a besarme.
-Andrea, podrían pillarnos.
Sonrió y siguió besándome, yo continué el beso. Sus labios rozaban los míos, luego mi mandíbula, mi oreja y mi cuello. Yo recorría su cuerpo con mis manos. La cogí y salimos del jacuzzi para continuar en el suelo, la abrí de piernas y recorrí todo su cuerpo sin dejarme ni un centímetro de piel.
Nos levantamos del suelo, me cogió del brazo y me sentó en uno de los bancos, empezó besándome por la oreja y luego fue bajando y bajando, hasta que llegó a mi miembro e hizo con el todo lo que quiso. No aguanté ver como sonreía cada vez que pasaba su lengua por él.
La cogí y la acosté en el banco, me humedecí los dedos, ella se incorporó, me cogió la mano y se metió en la boca dos de mis dedos. Se relamió los labios y luego me sonrió aparentando inocencia.
La cogí y la besé con salvajismo.
-Como vuelvas a poner esa cara al hacer algo así te vas a enterar.
-¿Sí? ¿En serio?
Se metió el dedo índice en la boca y lo introdujo dentro de ella. Me miraba con la misma sonrisa. La cogí, la volví a acostar en el banco, puse sus manos arriba y las agarré con una de mis manos, e hice lo propio, torturarla con mis dedos. La besaba para que no hiciese demasiado ruido.
Cuando me pareció suficiente paré, se incorporó y me miró fingiendo cara triste.
-Eres malo.
-Tú has sido mala, ahora métete en la ducha que te vas enterar.
Nos metimos en la ducha, allí pasó de todo entre nosotros mientras el jabón y el agua caía sobre nosotros.