Pasaron unos días y yo me centré en mi trabajo, entrenar, y demás cosas. Todo iba bastante bien dentro de lo que cabía, jugaba bastante y mi cuerpo se sentía bien.
Por desgracia, todo se enfrió con Andrea, hablábamos por whatsapp, y sólo nos veíamos en el trabajo. Yo le decía de quedar, pero siempre estaba ocupada, o andaba de viaje de negocios.
Me rayaba todas las noches pensando en qué podía estar haciendo, o con quién podria estar, y lo más preocupante: Qué le pasaba.
Cogí el teléfono en medio de la noche y abrí whatsapp para ver su conexión.
Estaba en línea.
Lo raro es que era bastante tarde, y ella no suele quedarse con el móvil hasta tarde.
Andrea
En línea
Te echo de menos...
No me contestó. De hecho, me dejó en visto.
Pasaron algunos días después de eso, y la vi bastante poco, para ser sinceros. Me dijeron que la junta directiva estaba liada con cosas en Londres y York, así que iban mucho por allí y apenas se dejaban ver por Old Trafford.
Cuando la veo gira la cara, o pasa completamente indiferente por mi lado, y eso me mata, cada vez más.
Me duele, mucho.
Es lo que te mereces.
Hoy, después del desayuno habitual fuímos a entrenar como de costumbre. Nos centramos cada uno en nuestros ejercicios mientras Mou nos daba órdenes.
-Estáis muy callados todos hoy, ¿Me he perdido algo?
La verdad es que había un silencio sepulcral.
En un momento en los estiramientos miré al edificio, en concreto al ventanal de Andrea, ahí estaba, mirando hacia aquí, en concreto, a mi.
La miré sin saber qué hacer y ella se giró indiferente, obviamente echando esa mirada gélida tan típica suya. Respiré hondo y miré al suelo.
Por la noche, después de otra jornada más, pasé por su barrio antes de ir a mi casa, vi la luz encendida de la ventana. Me quedé escasos minutos mirando y luego arranqué dirección a casa para cenar e irme a dormir.
Andrea
Últ vez hoy 21:29
Hola...
Bueno, sólo quería saber si estabas bien, o si necesitas algo...
Se puso en línea al momento y yo me puse nervioso al instante.
Me saltaron los ticks del visto, pero por desgracia no me contestó. Esperé y esperé pero ella seguía conectándose y desconectándose de forma normal.
¿No me dices nada?
Efectivamente, no me dijo nada.
Pocos días después me enteré de que seguía sin coche. Así que de algún modo u otro, quería regalarle uno aunque me odiase con toda su alma, no me gusta que vaya por ahí en metro, o en tren, ni tampoco pidiéndole favores a la gente.
Después del entreno fui al concesionario de Audi en Mánchester. Estuve con el director del lugar e hice toda la documentación para que lo pusiesen en vigor, la itv, el seguro, la matrícula...
-Gracias.
-A usted, señor Schweinsteiger.-Sonrió el tipo.
Después de eso, por la tarde salí yo solo por ahí. Me puse el gorro y me abrigué bien para andar por las gélidas calles de Mánchester. Aproveché el silencioso paseo y que la gente no me reconocía para pensar en todo lo que ha pasado estos días.
De pasar a ser todo, a no ser nada.
Dos completos desconocidos.
Todo por mi actitud de mierda.
Sin darme cuenta me adentré por la zona comercial de la ciudad, pero al ser de noche y encima el ambiente de viernes, nadie me reconocía, y eso me gustaba.
A lo lejos oí el rumor de una de las canciones que seguramente me hace estremecer más.
¿Qué canción iba a ser si no?
I took a pill in Ibiza.
Miré detrás de mi para ver de donde venía la música y me encaminé en dirección contraria. Venía de una tienda, de Urban Ouffiters. Para matar el aburrimiento entré y me puse a mirar cosas. Fui a la zona de los vinilos, y las curiosidades que vendían en esa tienda mientras la música sonaba a mi alrededor.
Pasé por la zona de los libros y miré uno a uno obviamente sin olvidarme en ningún momento de Andrea y en lo mucho que le gusta leer.
"100 reasons to be happy"
"Shots games"
Me reí al leer ese título: "Juegos de chupitos".
Sin esperármelo choqué con alguien, miré alarmado a la persona, y por increíble que pareciese, ahí estaba.
Ella se me quedó mirando de la misma forma.
-Ho...hola Ann.-Dije nervioso.
-Hola.-Hizo una mueca simulando una sonrisa.
Hubo silencio incómodo.
-¿Qué haces por aquí?-Solté de repente.
-Supongo que lo mismo que tú.-Sonrió.
-Eso está bien.
Asintió.
Noté que estaba algo nerviosa. Miró a la puerta como buscando a alguien y luego siguió a lo suyo.
-Bueno...yo...me voy, ya nos vemos. Adiós.
-Adiós...-Dije con un hilo de voz.
Se arregló la bufanda y el bolso, y se marchó. Yo me quedé mirando la puerta como un imbécil.