El cumpleaños de Andrea lo íbamos a celebrar este fin de semana, así que todos nos reunimos en Dortmund para el cometido.
Lo imbécil que fui con Cristina aquella noche me mataba. Por culpa de mi humor de perros cortamos la relación, aún así con mis súplicas ella se mudó y se fue a vivir a otro barrio de Múnich.
Yo lloraba todas las noches mientras su ausencia me consumía.
Fuíste un gilipollas total.
Está embarazada y no sé si va a abortar y va a cuidar del bebé. Eso me preocupa.
Quiero cuidarlo, estoy dispuesto. Es fruto de lo que sentimos el uno por el otro.
La quiero, muchísimo, no quiero perderla, no quiero perderla por mis pataletas tontas.
Poco a poco nuestros amigos iban llegando al restaurante. Todos agarraditos de la mano y en pareja, también llegaron algunas amigas de Andrea. Nos sentábamos en nuestros respectivos sitios después de habernos saludado afectuosamente.
De repente la puerta se abrió.
Y ahí estaba.
Cristina entró, iba preciosa. Se adentró por el local contoneándose como tanto me gusta a mi y me quedé hipnotizado con sus movimientos. Saludó a todos, menos a mi.
Me fijé en su vientre, seguía igual de plano. Cris saludó a Andrea y esta la abrazó con fuerza mientras le decía algo al oído, seguramente hablaban en castellano.
Empezamos a cenar y hablar de todo un poco, yo no podía quitarle el ojo de encima a Cristina, ella en cambio ni me miraba.
-¿Qué tal Múnich Cris? ¿Te has adaptado bien? ¿A que mola?-Dijo Mario Gómez mientras bebía de su copa de vino.
-Genial, me he integrado muy bien, y la gente es muy agradable, alguna gente.
Toma dardazo.
Bebí agua nervioso.
La cena continuó de la misma forma mientras hablábamos de todo y nos actualizábamos de lo último en nuestras vidas. Anna y Lewy seguían con el embarazo adelante y a Anna se le notaba un poco el vientre ya, acaban de entrar en el tercer mes de embarazo. Por otro lado, Geraldine y Manu acababan de llegar de una escapada que hicieron a la India y nos contaron lo mucho que disfrutaron en ese país tan exótico. Por último Andrea y Bastian, igual de bien que siempre, este besaba a Andrea siempre que podía y una sonrisita tonta salía de sus labios cada vez que ella le miraba.
Están locos el uno por el otro.
Al igual que yo por Cris.
La miré.
Me estaba mirando, apartó la mirada rápidamente.
Llegó el momento de la tarta. Las luces se apagaron y de repente Bastian, Anna, Cris sacaron la tarta mientras le cantaban el cumpleaños feliz, él en alemán, Anna en polaco y Cris en castellano. Sonreían.
La pequeña Ann sopló las velas mientras aplaudíamos. La abrazamos mientras le deseábamos lo mejor. Cuando la abracé, Cris venía hacia allí y nos quedamos frente a frente, ella amagó la cabeza y me evitó.
Pasamos a las copas.
Me acerqué temeroso a Cris mientras sentía algunas miradas furtivas.
-Cristina...
Se giró.
-Ah, hola.
-¿Podemos hablar?
-Tienes 2 minutos.
Fuímos a un sitio más privado.
-Siento mi reacción esa noche...soy imbécil, sentí miedo, muchísimo. Yo te quiero Cris, y estoy dispuesto a cuidar de nuestro bebé. No puedo estar sin ti...no sabes...no sabes...-Se me quebró la voz.
-¿No sé?
-Te quiero Cris, no quiero que estemos así, lo siento, lo siento muchísimo, y quiero cuidar de vosotros. Perdóname, fui un completo gilipollas.
-No te preocupes, fue un error del test, hoy me dijeron que no estoy embarazada.
-Oh...yo...tenía ilusión...entonces...¿Volve...
-No tranquilo, es que no vamos a volver.
Me quedé congelado.
-¿Qu...
De repente salieron Sara y Mario Gómez del baño, íban tonteando mientras él la agarraba de la cintura.
-¡Para! Oy, pesado-Se rio.
La besó.
Miré a Cris.
-Cris por favor...haré lo que sea...
-No, encima que somos irresponsables, quieres quitarte el error dejando esto, pues ahí lo tienes, me has demostrado suficiente con lo de la otra noche. Se acabó.
-No...no...no, por favor...
Me arrodillé delante de ella, me abracé a sus piernas llorando como un niño.
-Mats, levántate.
-No me dejes...lo siento, lo siento mucho...
-Pareces un niño pequeño.
Apoyé mi cabeza en su vientre.
-Te amo Cris, perdóname.
-Levántate.
Me levanté con lágrimas en los ojos y la miré.
-Tranquilízate, eso lo primero-Me tocó la cara.
Un escalofrío recorrió mi espina dorsal.
-¡Ey! ¿Venís a bailar o no?
Vimos a Bastian en el marco de la puerta.
-¡¡Gordito!!
Oímos la voz de Andrea de fondo.
Nos reímos.
-Vamos ahora, Basti-Dijo Cris sonriente.
Yo la miré nervioso.