En el fin de semana de parón de selecciones Bastian entrenaba con su entrenador personal por las mañanas. Se machacaba muchísimo y eso me alegraba.
Llevaba ya 3 semanas viviendo en Mánchester y sólo hubo 2 veces que durmiese sola. Él se venía a mi casa a dormir o yo dormía en la suya.
La verdad es que odiaba estar separada de él, al igual que él.
Una de esas tardes estábamos sentados en el sofá mientras veíamos una peli, yo estaba entre sus piernas mientras estaba apoyada en su pecho, una manta nos cubría, teníamos nuestras manos derechas agarradas mientras él pasaba su mano izquierda por mi espalda.-¿Tú crees que acaban juntos?
-Yo creo que sí. Tiene toda la pinta.
Él sonido del teléfono de Bastian nos sorprendio. En la pantalla se reflejó el nombre.
"Llamada entrante
MANUEL NEUER"
-Genial-Puso cara de asco.
-Cógelo, a ver que quiere. Pon el altavoz.
Eso hizo.
-Hola Bastian, soy Manu.
-Sé quien eres.
Qué borde es a veces, madre mía.
Me tapé la boca intentando no reírme.
-¿Qué quieres?
-Hablar contigo. Verás, me enteré de lo que le pasó a Andrea hace unas semanas, y pues...me gustaría pasar a verla. Bueno, si ella quiere pasaré a verla claro, además quiero hablar las cosas con vosotros.
Me miró. Yo asentí.
-Vale, pues no sé, después de que juguéis el partido te puedes venir. Ya sabes donde vivo, así que...
-Vale. Pues nos vemos, llámame si algo.
Se despidieron y colgó.
-¿Eres consciente de que viene la panda también no?
-Lo sé. No pasa nada.
Su cara de relajación se tornó en una expresión seria.
-A ver, ¿Qué pasa ahora?
-Me acuerdo de lo que hizo y se me revuelven las tripas.
Me senté a horcajadas encima de él y lo abracé.
-Olvídate de eso, da asco pero es lo que hay.
-Esta camiseta es mía-Dijo agarrando el dobladillo mientras sonreía.
-Ya lo sé-Sonreí.
Me echó en el sofá y se acostó a mi lado, nos acurrucamos. Él me sorprendió haciéndome cosquillas. Empecé a reírme.
-¡No! ¡No! Para, para, por favor-Me reía.
Paró y me puso encima de él, yo lo abracé.
-Tu risa es el mejor sonido que he oído jamás.
Me reí.
-A eso me refiero-Sonrió.
-Tengo frío.
-Normal, mira como vas, con una camiseta, sin sujetador, sin bragas casi...¿Cómo no quieres pasar frío?
-Me gusta dormir así, y a ti también, te gusta manosear mucho.
-Me encanta manosearte.
Nos reímos.
Llegó el fin de semana y nuestros amigos llegaron con pitos escandalosos, como solían ser ellos. Se bajaron de los coches y nos dimos todos un abrazo grupal. Anna, Cristina y yo nos abrazamos dando gritos. Todos nos saludamos con grandes abrazos y con gritos.