Al día siguiente después de terminar de prepararlo todo, cogimos el vuelo que nos llevaría a Bali. Primero hicimos una escala de tres horas en la India, y luego nos dirigimos a nuestro destino.
Al llegar al aeropuerto, tomamos un taxi que nos llevaría a una casita en la playa alejada de todo, cerca de ella había un pueblo no muy grande.
Cuando nos dejaron en la puerta pude ver como Andrea estaba boquiabierta mirando el lugar.
-Dios Bastian, esto es...-Miró a su alrededor.
-Lo mejor para la mejor-Sonreí.
Entramos, y dejamos las maletas en la habitación mientras ella inspeccionaba la casa asombrada.
Adoraba verla así.
-Bastian...dios, no me merezco esto, ¿Por qué te has tomado tantas molestas?-Dijo mientras me tocaba la cara.
-Porque sí, porque te quiero, porque te lo mereces y necesitaba estar contigo en un lugar como este-Deslicé mis manos por sus caderas y luego las puse en su trasero.
-Te quiero...-Dijo cerca de mis labios.
La besé, con todas mis ganas.
-Vamos a la ducha-Sonreí con picardía.
Nos metimos en la ducha y allí pasó todo lo que correspondía entre nosotros mientras el jabón y agua caía por nuestros cuerpos.
Nuestras manos húmedas recorrían el cuerpo del otro mientras nos besábamos con pasión.
Mientras la tenía apoyada en el cristal, con sus piernas rodeando mi cintura la embestía con intensidad, sin llegar a ser brusco.
Sus gemidos en mi oreja hacían que aumentase más el ritmo.
Sentí como me endurecí y aumente un poco más la intensidad.
Después de esa intensa ducha nos vestimos y decidimos dar una vuelta por el pueblo. Para nuestra impresión era muy colorido y había algunos turistas.
Andrea llevaba su cámara colgada al cuello y no paraba de disparar a todo lo que veía, incluso a mí.
-Pero si yo salgo fatal en todas las fotos-Me reí.
-¿Qué dices? Dios acabas de condenarte, ya verás-Se rió.
Agarrados de la mano seguimos recorriendo el pueblo de Gretek. Como habíamos llegado a la hora de comer, teníamos tiempo de sobra para conocer el sitio donde nos quedábamos.
Todo era demasiado precioso para ser verdad, el contraste del verde intenso de las palmeras con el colorido del lugar era placer para la vista. El ambiente tropical me encantaba.
Aunque viniendo casi del polo norte, todo lo que no sea frío me encantaba.
Encima de todo estaba con Andrea, me sentía como en una nube, hace varias semanas que no pienso en el trabajo, la prensa...