En medio de la noche mi teléfono sonó, gruñí de disgusto y lo cogí.
-¿Sí...?
-Andrea, buenas, siento llamarte tan tarde, soy Carla, por cierto.
-¿Qué pasa?-Dije con voz adormecida.
-Necesito que...vengas a por Bastian.
-¿Qué?-Me levanté exaltada-¿Qué le ha pasado?
-Verás, hemos hecho una fiesta en casa de Phil, e Ibra se lo ha traído. Está muy borracho Andrea, no se puede ni mantener en pie, y las perras que hay aquí están que se lo comen, ven lo más pronto posible por favor. Aquí te cuento con más detalle, pero Ibra te la quiere jugar, anda con cuidado.
Maldiciendo a Bastian y a toda su generación me vestí con cualquier cosa y bajé para coger las llaves y marcharme a casa de Phil. Llegué allí intentando controlar mi furia. Toqué la puerta y me abrió Ibra.
-¡Andrea! Joder, esto si que se pone interesante.
Lo aparté de un empujón y él vino detrás tambaleándose.
-¿Dónde está?-Grité por encima de la música.
-¿Quién?
Puse los ojos en blanco y fui a buscarlo por toda la casa mientras los chicos me saludaban. En el pasillo me crucé a Carla, que iba bastante sobria, y me indicó donde debíamos buscar de nuevo.
Al entrar a la habitación le vi, se apartaba de una chica, estaba sentado y le decía que no mientras la apartaba. Ella intentaba meterle mano.
-Oye tú, puta.
Se giró al instante. No le dio tiempo a a reaccionar, yo me acerqué, la agarré del pelo y la tiré al suelo.
-¿No ves que te ha dicho que no?
Él me miró débilmente y sonrió.
-Hola gordita.
-Nos vamos, ya. Levántate.
Con ayuda de Carla lo levanté, y él se agarró a mi para andar. Lo llevé hasta el coche con ayuda de ella y lo metí dentro.
-Siento que le hayas tenido que ver así.
-No pasa nada Andrea, ya ves tú. Te llamé porque Ibra lleva intentando toda la noche que se lie con alguna, y lo ha puesto así para ver si funcionaba, pero obvio que no.
-Qué hijo de puta.
-Ni caso. Te llamé porque no quería que acabase peor.
-Gracias Carla.-Me acerqué y nos abrazamos.
Me lo llevé a casa mientras veía como se dormía. Allí lo subí como pude y lo metí dentro para llevarlo a la ducha y que se despejase.
-¿Tú cuántos años te crees que tienes?-Dije ya sin poder contenerme.
Le desnudaba.
-Tres...
-¿Te crees que puedes ir pillándola así porque sí como si tuvieses dieciocho años?
-Dos...
Se empezó a reír.
Abrí el grifo con el agua fría y gritó al sentir el frío en su piel.
-No quiero ni que me llames así, ni que tenga que ir a recogerte por ahí a punto del coma etílico, Schweinsteiger.
-Está fría...
Me arrodillé y le empecé a enjabonar el pelo mientras él tenía la cabeza amagada.
-Vas a volverte alcohólico de verdad y me vas a matar de un susto un día de estos por ahí...-Dije en un sollozo.