-No...quiero firmar aún Avram...
-Es por Bastian, ¿Verdad?
Asentí.
-Dicen que se marcha...
-Sí...
-¿Qué es lo que te preocupa Andrea? Es obvio que se muere por ti, te llevara con él allá donde vaya.
-No sé...es que no es él, soy yo, le seguiré allá donde vaya pero...¿Y yo?
-Te preocupa qué puede ser de ti.
-Sí...me da rabia a veces, porque él piensa que como está podrido en billetes, vamos a hablar claro, tengo que quedarme en casa...
-Así piensan todos Andrea, tú haz lo que te guíe el corazón, si os vais a EE.UU tendrás un buen puesto, con tu currículum...se matarán.
Me reí.
-¿Esperamos un poco para firmar entonces?
-Sí, Avram, por favor.
-Por supuesto, lo entiendo. Te veo por aquí, y llamadme si pasa algo.
Me apuntó su número en un papelito y me lo dió.
Con los días llegó diciembre, y con él más frío, la convivencia en casa de Bastian iba muy bien y me encantaba estar con él, nos complementábamos a la perfección. A cada día que pasaba aumentaban las ganas de ver a nuestras familias.
A pesar de toda esa tranquilidad, algo no iba bien en la cabeza de Bastian, semanas antes de las vacaciones del parón navideño estuvo muy serio, muy callado, y de vez en cuando discutíamos.
No conseguía encontrar explicación a su comportamiento.
-Ya estoy en casa.-Dije dejando las llaves en el recibidor.
-¿Dónde estabas?
Apareció él por el pasillo a paso rápido, esa pregunta le salió con un tono bastante enfadado.
-Pues en el trabajo, ¿Dónde si no?-Dejaba la chaqueta en la percha.
-No sé, tú me dirás.
Ignoré el cabreo que tenía ya que fue habitual en los últimos días. Pasé por su lado para ir a por agua y sentí que me agarró del brazo con fuerza. Me dio un tirón para ponerme delante de él.
-No me ignores cuando te estoy hablando.
-No me vuelvas a agarrar así del brazo. Me has hecho daño.-Me solté con fuerza.
A paso rápido me fui a la cocina y pude sentir como se quedo ahí intentando no perder los papeles.
Cosa que no entendía porque tampoco entiendo lo que le pasa.
Mientras me dirigía a la cocina oí un estruendoso: ¡¡ANDREA!!, lo ignoré y bebí de mi vaso de agua mientras veía como venía.
-No estoy sorda.
-Pues lo pareces.
-¿Se puede saber qué te pasa? Estás que no hay por donde c...
-Cállate, ¿Quieres?
-¿Cómo has dicho?-Dije dejando el vaso en la encimera.
-He dicho que te calles.
Me acerqué a paso rápido y sin pensármelo le planté un bofetón en toda la cara. Sin esperármelo, él de un empujón me puso en la pared y alzó el puño, cerré los ojos y le dio a la pared con fuerza.
-No vuelvas a hacer eso.-Dijo en un tono que me asustaba.
Yo le miraba incrédula y me aparté de él rápidamente. Intenté relajar mi respiración y miraba al suelo mientras intentaba asimilar lo que acababa de pasar.