El camino a casa estuvo lleno de besos, caricias y sonrisas cómplices.
Dos simples canciones describieron todo lo que nos pasaba.
Creo que no hay manera más bonita de darse cuenta de las cosas.
Le quiero, todo lo que me dijo y todo lo que yo le dije era cierto, es sentimiento. Estas semanas han sido horrorosas y llegué pensar que no se solucionaría nunca y no volveríamos, tenía absoluto pánico.
Está aquí conmigo, y pienso que debemos seguir adelante.
Cuando llegamos a casa no nos dio tiempo a llegar a la habitación. Empezamos a desnudarnos despacio en el salón mientras él saboreaba mis labios de nuevo. Me cogió por las piernas y me llevo a la habitación.
Una vez allí volví a sentir sus grandes manos sobre mí, subían por mis caderas hasta mis pechos, luego volvían a bajar hasta mi trasero mientras yo acariciaba su pecho, y su maravillosa espalda. No podíamos parar de besarnos mientras ambos nos tocábamos.
-Me vuelves loco Andrea, estoy tan loco por ti-Dijo apoyando su frente en la mía.
Sonreí al oír eso.
Nos echamos en la cama explorando el cuerpo del otro con nuestros labios. Todo iba a un ritmo perfectamente lento, pero a la vez intenso. Nuestros repentinos gemidos rompían la impetuosa calma de mi casa.
-Me gusta esta cicatriz-Dije besando la cicatriz que tenía en el lado derecho de la clavícula.
-Mmmm.
Después de mirarnos con una sonrisa durante un rato, me acostó y él se puso encima, cuando me penetró empezó a hacer movimientos lentos pero a la vez profundos. Mientras gemía él llenaba mi hombro y mi cuello con besos. Yo mientras acariciaba su pecho despacio mientras iba llenando sus labios, su cuello y su hombro con besos.
Después de un rato de dulces embestidas y de gemidos me puso encima de él, y yo continué con el precioso ritmo que él había marcado. Seguía aprovechando para tocarle el pecho, y él a su vez para besar y lamer mis pechos de vez en cuando.
-Ah...así, dios Ann, estoy llegando-Me agarró de las caderas.
Me incliné, puse mis manos en su cara y le di un beso. Apoyé mi frente en la suya, y mientras nos mirábamos fijamente iba aumentando la intensidad, yo también estaba a punto de llegar.
-Oh...cielo-Dije hundiendo mi cara en su cuello.
Mi cuerpo y el suyo se tensaron al sentir como el orgasmo nos invadía. Gemimos con fuerza mientras nos abrazábamos. Él se sentó y nos quedamos frente a frente, yo aún jadeaba en su cuello.
-Te quiero Andrea.
Le miré y lo besé, luego bajé por su cuello y le hice un chupetón.
-Ah, dios-Sonrió.
Le miré mordiéndome el labio inferior.
-Te quiero, Bastian.
Me besó e hizo lo mismo en mi cuello, y luego en uno de mis pechos.
-Genial, mañana que vamos a la piscina de los Piqué, vamos a tener coña para rato-Me reí.
-Con el bikini no se ve esta parte-Tocó con los dedos la zona donde había hecho el chupetón.
-Dios Bastian-Me removí encima de él.
Sonrió.
Nos volvimos a besar, y nos perdimos de nuevo en la noche de Barcelona.