5 [Al Hospital]

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—Eres mi secretaria PER-SO-NAL —Remarca las ultimas palabras. —Tienes que hacer todo lo que YO ordene.

—Solo obedezco cosas del trabajo —Tomo asiento en mi escritorio.

—Levantate —Lo ignoro y reviso los portafolios que se encuentran en mi escritorio. —Te estoy hablando —Lo ignoro y me arrebata el portafolio de las manos.

—¡Que mal educado! —Exclamo.

—No tengo tu tiempo, haz las 30 lagartijas y problema resuelto.

—Yo tampoco tengo su tiempo.

—¡YA! —Doy un brinco por el susto. —¡PRIMERO, AYER TE LLAME Y ME IGNORASTE Y SEGUNDO UNAS 30 LAGARTIJAS NO TE HARÁN DAÑO! —Exclama aún mas fuerte.

Me apresuro para hacer las 30 lagartijas mientras el cuenta muy pasivo, en cuanto yo ya he contado las 30.

Me empiezo a sentir mal, mi corazon late muy fuerte y siento calor en mi interior.

—Señor Zayd, ya no puedo —Digo con un tono cansado.

—Hasta que yo no te diga que te detengas, ¡No te detendras!

—No he desayunado, me siento mal —Digo sobando mi pecho con una mano mientras la otra la mantengo en el suelo.

—¡Excusas! —Dice pasando una hoja.

—No estoy de broma y mucho menos me gusta relajar con mi salud —Me levanto con gran esfuerzo.

—¡Callate, no me dejas concentrarme!

—¡CUANDO DIGO QUE ME SIENTO MAL!, ¡ES PORQUE ME SIENTO MAL! —Chillo enfadada.

—Regresa que no te he ordenado a levantarte.

—Discul... —Caigo rendida al piso.

Narra Zayd.

Me levanto para dejar unos portafolios en el escritorio de Mariam.

Pero ¡ENCUENTRO A ZAIDA EN EL SUELO INCONSCIENTE!

Me alarmo y frustrado le pido a Mariam que llame a una ambulancia.

La tomo en mis brazos y sin esperar una ambulancia salgo hacia el hospital.

《¡Que idiota fui en no creerle!》

El tráfico es demasiado y no tengo  tiempo, todos tocando el claxon y todos urgidos para llegar a su destino.

No puedo quedarme en el trafico, decido correr al hospital con Zaida en los brazos.

Seguro se robaran mi coche pero que mas da, ya compraré otro.

Llego corriendo con la esperanza de que alguien me atienda.

—Enfermera...enfermera —Atraje la atención de la enfermera

—Acuestela en la camilla —Obedezco y se la llevan.

Me quedo en recepcion, llenando su formulario, al terminar tomo asiento en la sala de espera y suspiro llevándome las manos a la cabeza intentando relajarme.

《Si ella no me hubiera ignorado, nada de esto estaría pasando》

La doctora sale del cuarto y me acerco a ella preocupado.

—Doctora ¿todo esta bien?

—No le paso nada malo, solo necesita comida y descansar —Me detengo y la dejo ir. —Le dare de alta hoy —Grita desde lo lejos.

Me apresuro para comprarle comida Halal y entrar al cuarto.

—Toma.

—Todo es tu culpa.

Segundo PlatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora