49 [Un día tranquilo]

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—Bueno ni modo.

—¿Quieres una paleta?

—¿Tú quieres?

—Yo te pregunte primero.

—Que importa.

—Oh Zaida vamos ¿Quieres o no?

—Si, si de acuerdo.

—¿Cuál quieres?

—Chocolate.

—¡PALETERO! —Corre hacia el joven de las paletas y hace la compra para luego regresar presumiendo las paletas. —¿Quieres, quieres?

—¡Dámela! —Se la arrebato de la mano y la abro desesperada.

—Te van a salir granos.

—Eso es mentira.

—Mañana tendrás uno gigantesco en la frente.

—¡No me hagas perder las ganas de comer chocolate!

—¡Así de grande será! —Hace un gesto con los dedos —Y ahí si parecerás una bruja.

—¡Rachid!

—¡Zaida!

—¡Deja de molestarme!

—¿Qué me harás? —Se levanta de la banca.

—¡No me desafíes! —Me levanto.

—Corretéame si puedes —Comienza a correr sin previo aviso.

Voy detrás de él, esquivando gente, saltando e gritando.

—¡TE ALCANZARÉ!

—¡DEMUESTRALO!

—¡SI TE ALCANZO ME DEBES UNA PIZZA!

—¡ESO NUNCA SUCEDERÁ!

Media hora después.

¿No quieres pizza Rachid? —Digo con un tono burlón.

—Deja de recordarme que ganaste —Rueda los ojos.

—No siempre tendré la oportunidad de ganarte, esto lo anunciaré en la televisión, en los periódicos y a todo el país —Digo con un tono emocionado.

—Uff Zaida uff —Da un sorbo a su gaseosa.

—Iff Zaida Iff —Me burlo de lo anterior por lo que el me regala una falsa sonrisa.

—Es impresionante como llorabas y ahora como ríes.

—Aghh no me recuerdos eso.

Suena el celular.
Zayd llamando…

—Hablando del rey de Roma, mira quien se asoma.

Contesto la llamada y la pongo en altavoz.

—¿Dónde estás?

—Comiendo pizza.

—¿Por qué no me avisaste que saldrías?

—Por que yo no soy tu esclava.

—Eres mi esposa.

—Ser tu esposa no significa que te tenga que rendir cuentas de todos mis actos o decisiones.

—¿Sigues enfadada por lo de ayer?

—Uff te lo recordaré siempre y si todavía no comprendes si sigo enfadada y muy molesta.

Segundo PlatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora