34 [No quiero casarme legalmente]

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-Yo…acepto. -Digo sin mas alternativas.

-Mubarak, Mubarak. -Se escucha en fondo.

-Felicidades. -Cuelga y me da un abrazo que sólo transmite amor.

-Jazakillah Khairan. -Digo con un gran vacío en el alma pero no tan notable. -Ya regreso, voy a abrir la puerta. -Asiento pérdida en mis pensamientos.

No tenía más alternativa que esa, si rechazaba, Zayd se enfurecería demasiado, la reputación de el ante el pueblo de su tío, quedaría mal. pero y ¿mi padres?...cuando mis padres se den cuenta de que estoy casada y sin su consentimiento, ¿qué haré?,  ¿qué les diré?, ¡CON QUÉ CARA LOS ENFRENTARÉ!.

Suspiro hondo y cierro los ojos, necesito paz, tranquilidad y un poco de aire libre. Necesito huir de todos, de Zayd, de Farah, de mis padres. ¡De todos!.

-¿Estas bien?. -Me doy cuenta que tía Najima había salido del cuarto.

-¿Cuándo salió del cuarto?. -Pregunto confundida.

-Hace unos minutos, fui a abrir la puerta, te avise pero al parecer no prestaste atención.

-Disculpe.

-No es necesario, bajemos para servir el almuerzo.

-¿Mi marido ya regreso?, que rara me siento diciendo marido. -Digo divertida.

Ríe. -No, todavía no llegan pero se que cuando regresen querrán comer de una vez.

-Esta bien, vamos.

Entramos a la cocina y una niña un tanto pequeña entra y toma asiento en unos de los taburetes.

-Ella es Nadia, tiene 8 años…como sabrás es mi hija.

-Assalamualeikum. -Muevo la mano varias veces junto con una gran sonrisa.

-Waleikumsalam cariño. -Devuelvo la sonrisa. -Soy Zaida y soy la esposa de tu primo Zayd.

-Mubarak, ¿cuándo se casaron?.

-Hace unos minutos. -Digo reída.

-Mubarak nuevamente. -Sonríe.

-Jazakillah Khairan.

Arreglamos la mesa y en eso llegan, se lavan las manos y toman asiento.

Le sirvo la comida a Zayd y a Nadia.

-¿No vas a comer?.

-Zaida hija no te preocupes, toma asiento y almuerza. -Asiento y obedezco.

Minutos más tarde.

Ayudo a tía Najima a lavar los platos, mientras platicamos de los gustos de Zayd.

-Es un poco exigente pero creo que como eres su mujer te lo dejara pasar.

-Uff yo no puedo lidiar con gente exigente, porque para cada cosa hay un tiempo.

Segundo PlatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora