73 [No es mi hermano]

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—Pero Zayd… —Hace un gesto con la mano indicando que aguarde un momento.

Se aleja un poco y comienza a platicar.

《¿Qué voy a hacer?》

《¿Le tendré que decir la verdad?》

《¿Cómo me voy a escapar de ésta?》

Comienzo a jugar con mis manos en señal de que estoy nerviosa, esto no es lo que planeé y no es momento para decirlo.

《Piensa, piensa, Zaida piensa pon tu cerebro a trabajar. Saca ideas, ¡neuronas reaccionen!》

—Vamos —Se aproxima Zayd indicándome con la cabeza que me monte al auto.

Tomo asiento indecisa y Zayd pone el auto en marcha.

—Zayd no quiero montar a caballo ahora, ¿puede ser en otra ocasión?

—Excusas, excusas tantas excusas. ¿Tanto miedo te da? —Meneo la cabeza en referencia de un si. —No te preocupes, aquí estoy para apoyarte.

《Tu apoyo en estos momentos no me sirven de nada》 —Chillo en mis interiores.

—Deja de jugar con tus manos, ya se que estas nerviosa.

—No puedo evitarlo.

Desvío la mirada cerrando los ojos con fuerza por lo que se aproxima.

Gira el auto y lo estaciona, saca la llave y busca con su mirada alguna pertenencia suya.

Se baja y me abre la puerta, extendiendo su mano como todo un caballero.

—¿Lista?

—No —Susurro para mi misma.

—¿Dijiste algo?

—No, no dije nada.

Toma mi mano y la agarra fuerte haciendo que camine. Es como si me estuviera arrastrando porque me detengo pero lastimosamente el es el fuerte aquí.

—¡Hola Zayd! —Saluda una joven con un tono muy amigable. —¿Ella es…?

—Zaida, mi esposa —Esta sonríe y me da dos besos en ambas mejillas.

—Bienvenida cielo, yo soy Paula pero me puedes decir Pau, eres muy afortunado Zayd. El diamante que tienes en manos.

—Gracias —Sonrío.

—Es mi otra mitad, la cuido como si fuera mi vida.

—Bueno yo le doy las instrucciones a Zaida y a ti te las da Dante.

—De acuerdo. Yo lo busco —Me sonríe y se va en busca de Dante.

—Mira —Digo apresurando mi voz. —Estoy embarazada y no puedo montar a caballo, le tengo miedo, es peligroso para mi bebé. Pero mi esposo no sabe nada porque todavía no le he dicho, le voy a hacer una sorpresa.

—Te entiendo y felicidades. No te preocupes yo me hago cargo de esto, solo sube al cabello tranquila y serena. Como si no pasará nada.

—Gracias de verdad —La abrazo.

[…]

—¿Lista? —Pregunta Pau.

—Eso creo —Me ayuda a montarme al caballo y me guiña el ojo.

—Yo estaré dirigiendo al cabello de Zaida ya que es principiante y puede ser peligroso para ella —Le avisa a Zayd.

—De acuerdo —Accede.

Segundo PlatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora