30 [2 mil dólares.]

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-Tu, niña rica. -Menea la pistola. -Dame todo lo que tengas. -Saco mi celular. -¿No tienes más nada?.

-Mi bolso esta hacia allá. -Señalo.

-Inspecciona su bolso. -Le ordena a su compañero.

Toman todo mi dinero y luego entran a los cuartos.

-Maria, nos vamos a quedar en la ruina, nuestros ahorros serán robados. -Dice el señor Miguel con gran tristeza.

-Intenta detenerlos.

-No, no señor Miguel. Lo puede matar. -Interrumpo. -Evitemos disparos.

-¿De que hablan tanto eh?.

-Nada. -Respondo pasiva.

-Vamos. -Le dice a su compañero y se van.

-Allahamdulillah ustedes están bien. -Sonrío.

-Maria nuestros ahorros. -Corrieron hacia su habitación. -Lo robaron. -Dice devastado.

[Necesito ayudarles.]

-Me tengo que ir. -La señora Maria me detiene.

-¡Ay hija! Que pena, no pudiste cenar y te robaron. -Dice con lágrimas en los ojos.

-No llore, no pasa nada. -Le doy un abrazo y le seco las lágrimas.

Le sonrío y comienzo a caminar hacia mi casa.

Al llegar.

Entro a la casa y escucho voces desde el comedor, me acerco al comedor y encuentro a todos cenando, incluyendo a Zayd.

-Zaida, llegas temprano. -Dice mama Sana.

-Yo...este... -Muevo la cabeza nerviosa.

-¿Porque no contestabas las llamadas?.

-Lo que pasa es que cuando estábamos cenando, entraron ladrones y me robaron el celular y el dinero que tenía en el bolso.

-No te hicieron nada mi niña. -Mama Sana se levanta preocupada y me abraza.

-Allahamdulillah, no me pasó nada. -La abrazo aun más fuerte.

-Shukar'Allah. -Le beso la mano. -¿Tienes hambre mi niña?.

-Un poco.

-Ven, toma asiento. -Obedezco.

Noto que Zayd estaba en mi asiento de siempre y no habían más asientos libres.

[Si, me tengo que sentar a su lado.]

Me sirvo y todos siguieron cenando.

[¿Y si le piso los pies a Zayd?.] -Hice una cara de éxito.

Le doy con mi tacón y este se queja, automáticamente dirige su mirada hacia mi.

Le doy otro pizoteo y me levanto para luego entrar a la cocina.

Lavo mi plato y en eso entra Zayd y coloca su plato.

-Espero que lo hagas por mi.

-¿Hacer que?.

-Lavar mi plato.

-¿Hellou cariño?. -Digo sarcástica mientras muevo la mano. -Reacciona, no soy tu mujer para hacerlo.

Segundo PlatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora