58 [Tantos sentimientos al mismo tiempo]

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—¿Qué estás haciendo eh? —Lo toma por el cuello y lo saca de los arbustos permitiéndome visualizar su rostro.

Le tomo rápidamente una foto y este saca la cámara para luego disparar unas cuantas veces y capturar nuestros rostros para luego salir corriendo.

—¡OYE, OYE, ESPERA! —Sale Zayd corriendo detrás de él.

—¿Y si es algún hombre que trabaja para el padre de Amir? —Susurro para mi misma.

—¿Sabes quien era? —Cuestiona con un tono sospechoso.

—No, no lo se.

—¿Dices la verdad?

—¿Por qué mentiría?

—Yo no lo se —Abro la boca sorprendida y lo miro sin entender su respuesta. —Regresemos, no dañemos este día —Me acerca hacia el y regresamos con los chicos.

—¿Están bien, que sucedió? —Pregunta Kate preocupada.

—¿Quién era ese tipo? —Pregunta Eduardo.

—No lo sabemos —Decimos al unísono.

—Oh, telepatía —Se ríen.

Sonrío falsamente, necesito llamar a Rachid pero no puedo porque Zayd esta aquí. No le gustará, se enfadara, nos pelearemos y nuevamente nos separaremos. Es lo menos que quiero, no me quiero separar de Zayd nuevamente.

Si tendré que hacer algo, lo tendré que hacer en silencio.

—Vamos a comer algo amor —Me toma de la mano y me hace caminar pero no tengo ganas.

Tomo asiento con la mirada perdida en el agua y contengo las lágrimas.

No se porque quiero llorar, solo quiero llorar y encerrarme en mi cuarto, pero no puedo, estamos en aire libre, con personas desconocidas y si me voy Zayd se enojara.

—Zaida quiero caminar un poco vamos, llevo mucho tiempo sentada me duele el trasero —Dice Layla levantándose con la ayuda de Amir.

—Vamos —Me levanto y la tomo de la mano.

—Pero no han comido nada ¿no tienes hambre amor? —Pregunta Zayd.

—No, no tengo hambre —Miento.

Uff que hambre》

—Yo ya comí mientras ustedes jugaban —Se adelanta Layla.

—Toma, llévate un poco —Extiende un plato con 2 emparedados.

—Jazakillah Khairan —Acepto el plato y sonrío. —De paso dame un poco de jugo —Asiente reído.

—Sabia que tenias hambre —Extiende el vaso y le agradezco.

Comenzamos a caminar alejándonos de los demás.

—Se que algo te preocupa y querías llorar por eso saque esta excusa para que puedas llorar.

—Que bien me conoces —Sonrío.

—Soy tu prima —Se encoje de hombros.

—Tengo miedo.

—¿De?

—Del padre de Rachid.

—¿Por qué?

—Hace mucho no te cuento lo que sucede pero...el padre de Rachid no tenía buenas intenciones conmigo, el..el —Mis ojos comienzan a arder, las lágrimas amenazan por adornar mis mejillas. Las palabras de Rachid comienzan a pasar y pasar por mi mente.

Segundo PlatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora