35 [Estoy triste]

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-No se, no quiero. -Agacha la cabeza.

-¿Zaida?. -Me pongo serio.

-Es broma. -Se mueve victoriosa.

-Uff. -Digo aliviado. -Ya verás. -Dicho esto regreso a la sala.

Tomo asiento y llamo a Amir, no contesta y le marco a Layla.

-Hola…Amir, ven. -Sonríe.

-¿Qué pasa amor?, ¡hermano!. -Se fija en la pantalla y sonríe.

-Ya es hora. -Digo haciendo notar mi felicidad.

-Por fin. -Rueda los ojos.

Escucho los pasos de Zaida y dirijo mi mirada hacia la escalera.

-Mira, ya llego. -Sonrío y cambio la cámara para que la vean.

-Oh cuñada, vuelta, vuelta. -Comienza a aplaudir y Zaida accede.

Toma asiento a mi costado y saluda a Amir y Layla.

-Si ya terminaron de saludar , ¿podemos comenzar?.

-Claro. -Digo nervioso.

-Estamos aquí reunidos para casar al joven Zayd con la joven Zaida, tenemos de testigos a Amir y su esposa Layla. -Toma un suspiro. -Joven Zayd, ¿acepta a Zaida como su futura compañera de vida?

-Si, acepto. -Asiento feliz por mi respuesta y este me extiende una hoja.

-Firme aquí. -Indica y extiende un bolígrafo.

Firmo rápidamente y espero la respuesta de Zaida y su firma, para luego ella ser mi esposa ante Allâh y legalmente.

-Felicidades…Mubarak. -Dice Amir dando pasos de felicidad mientras Layla intenta controlarlo.

-Ush compórtate. -Le da un ligero golpe y este le mira serio.

-Pero que no vez que es un momento de estar feliz. -Dice con un tono inocente. -Mi hermano se casa. -Rueda los ojos y vuelven a la cámara.

-Señorita Zaida, ¿acepta a Zayd como su futuro compañero de vida?.

-Sin mas nada que decir o pensar, acepto. -Sonríe y firma como le es indicado.

-Felicidades, ahora me tengo que ir. -Guarda sus cosas y se levanta.

-Muchas gracias. -Realizamos un apretón de manos y le acompaño hasta la puerta.

Narra Zaida.

-Mira te enseño la casa, es preciosa. -Me levanto y comienzo a demostrar cada detalle, cada cosa de la casa.

-Se está apagando el celular, no tiene batería. Luego terminas de demostrar la casa. -Asiento y me despido.

Mi estomago comienza a crujir y entro a la cocina, abro la nevera y no hay nada, las gavetas y nada.

-¿Amor no hay comida?. -Me tumbo a su costado y apoya su mano en mi hombro haciéndome acercarme más hacia el.

-¿Tienes hambre?. -Asiento. -¿Quieres salir a comer?.

Segundo PlatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora