31 [Zaida Te Amo Comprendelo]

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Narra Zaida.

Dirijo mi mirada hacia la puerta y encuentro a Farah asombrada por lo que ve.

Zayd se aleja de inmediato y salgo de la cabina avergonzada.

Todos me miraban con una cara extrañada pero preferí ignorar.

Doy pasos rápidos y entro a mi cabina para luego encerrarme y evitar todo tipo de contacto con algún ser vivo.

Tomo asiento y suspiro cansada, nuevamente mis pensamientos me comienzan a torturar, el ser rechazada por el, me hace sentir menos, como si no soy nada y no valgo nada.

Nuevamente me rindo ante el amor de mi vida, es muy difícil renunciar a la persona que deseas que este a tu lado eternamente. Pero aveces no hay segunda opción y la vida te obliga a renunciar a ciertas cosas y personas.

Me seco las lágrimas y me enfoco en mi labor.

Tomo mi celular y llamo a una agencia.

-Buenas...si soy yo, deseo que sea hoy en la noche, gracias. -Cuelgo.

La familia de Monica se me hace extraña y necesito estar segura que ellos no organizaron el supuesto robo, por este motivo hoy en la noche enviaré a unos hombres para que instalen cámaras de vigilancia en varias zonas de la casa de Monica y las conectaré con mi celular.

Así los tendré vigilados y podré estar segura de que puedo confiar en ellos.

No se pero desde que la señora María dijo “Tiene mucho dinero” mi mente me mando señales  de que tengo una interesada enfrente, pero no juzgaré antes de tener pruebas y no confiaré antes de estar segura.

Escucho delicados golpes provenientes de la puerta de vidrio de mi cabina y me levanto para abrirla y darle paso a Diego.

-¿Por qué te encerraste?. -Muestra un poco de disgusto.

-Es mi cabina, hago lo que quiero. -Digo con gran calma. -¿Necesitas algo?.

-Solo vine para avisarte que la otra semana tenemos que realizar una pasarela y ya tengo el salón decidido y las modelos también.

-Hmmm…esta bien, gracias. -Digo un tanto indecisa.

-¿Quieres venir a almorzar?. -Asiento y nos levantamos.

Platicamos mientras nos dirigíamos a la cafetería más próxima hacia la empresa.

Pedí un dulce de chocolate y un café, Diego pide lo mismo.

-¿Y que me cuentas?.

-Nada, todo bien ¿y tu?.

-Bien aunque con algunos problemas.

-¿Así?, ¿qué pasó?.

-Pues simplemente tuve una discusión con mi hermano y terminamos en golpes.

-Y de seguro ahora quieres pedir disculpas y no sabes como. -Sonrío.

Segundo PlatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora