59 [Ella también es tu mujer]

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Estamos de camino hacia la casa, Layla esta dormida en el hombro de Amir y el tiene la mirada perdida.

Zayd conduce y me mira, conduce y me mira, intenta entenderme.

—Amor, ¿pasa algo? —Pongo mi mano encima de la de el y lo miro.

—No cielo, ¿qué puede pasar?

—No lo sé amor, no te detienes de conducir y mirarme. Siento que pasa algo conmigo.

—Pasa que… —Toma aliento.

—Vamos dilo, no te detengas.

—Pasa que te amo y solo me cuestiono, ¿qué sería mi vida sin ti?

—Supongo que seguirías viviendo porque no sabes de mi existencia.

—Que graciosa —Dice burlonamente.

—Zayd no quiero incomodar y tampoco quiero que te enojes pero…

—¿Pero qué?

《¿Se lo digo o no?》

《Mejor no》

—Nada, se me olvido —Desvío la mirada y quito mi mano.

—¿Segura? Quitaste la mano.

—Si muy segura.

Llegada.

Ya llegamos a la casa, la luz del cuarto de Zayd esta encendida. Segura Sara se quedo esperando.

—Sara se quedo esperándote —Salgo del auto sin quitar mirada del cuarto.

—Al parecer.

Ayudo con algunas cosas y entro a la casa para arreglar las cosas, estoy agotada.

Subo a mi cuarto y pongo a cargar mi celular para luego encenderlo y escribirle a Rachid.

Rachid.

Zaida: Te veo mañana, en el restaurante del museo a las 9:00.


Dejo el celular en la mesita de noche y tomo mi pijama para luego entrar al baño.

Entre unos par de minutos salgo del baño y me acuesto en la cama.

Me muevo de un lado a otro intentando lograr descansar y de pronto entra Zayd por la puerta.

—¿Estás bien? Tu rostro es todo un poema.

—Es que me sorprende verte aquí —Me levanto un poco aun estando en la cama.

—Me libré de Sara y quise venir contigo, ven vamos, hoy no es noche de dormir. Vamos a ver las estrellas —Me extiende la mano.

—No puedo, tengo que descansar mañana tengo que hacer algunas cosas.

—¿Unos minutos?

—Lo podemos ver desde mi ventana también.

—Vamos no seas perezosa —Insiste tomándome de la mano.

—¡Zayd te dije que no! —De un jalón quito mi mano.

—¿Hice algo?

—Solo vete dame mi espacio —Me acuesto dándole la espalda.

—De acuerdo —Dice con un tono triste mientras cierra la puerta del cuarto.

Segundo PlatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora