37 [Una sorpresa]

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-¿Te vas? -Grite impresionada.

-¡Necesito alejarme de ti! -Dice mientras poco a poco se aleja de mi.

-Esta bien. -Digo para mi misma.

Comienzo a caminar hacia los estacionamientos y pongo en marcha el auto.

Si se manejar auto, pero nunca fui para hacer la prueba de manejo, asique no tengo licencia

[Espero no toparme con algún policía.] -Ruego mentalmente.

Cruzo el pequeño puente y estacionó el auto, acto seguido, me bajo del auto y entro a la casa tirando mi bolso en el sofá.

No tengo celular, no se donde se están hospedando Layla y Amir, no tengo a quien contarle lo que acaba de suceder.

Me tumbo en el sofá y entre llantos quedo dormida.

En la noche.

Abro los ojos y me percato de la hora, me levanto y entro a la cocina.

-Zaida cariño, disculpa.

-¿Dónde te habías ido? -Dejo mi orgullo atrás y le doy un fuerte abrazo. -Me sentía muy mal.

-Disculpa. -Toma mi rostro en sus manos y comienza a plantarme dulces besos por todo el rostro, repitiendo disculpa detenidas veces.

-No lo vuelvas a hacer. -Lo abrazo nuevamente.

-No, nunca..nunca. -Dice con un tono resentido.

-Discúlpame a mi también, por no creer en tu palabra. -Nos separamos.

-Dejemos el tema y ahora ve a alistarte, te tengo una sorpresa. -Me guiña el ojo y se va.

-Pero dame pistas de la ocasión, para poder elegir mi vestuario.

-Algo relajado y suave, un vestido blanco sencillo. Sin maquillaje. -Dice desde lo lejos

Subo al cuarto y busco un atuendo de acuerdo a la descripción de Zayd, un vestido largo blanco con tirantes acompañado con un cardigán y unas sandalias del color del mar. No me pondré hijab esta noche.

-Estoy lista. -Sonrío y este alza la mirada para luego quedarse boquiabierto. -Cierra la boca que se te mete una mosca.

-Me impresionas. -Se levanta y se acerca hacia mi.

-Todavía no conoces todos mis encantos. -Me encojo de hombros.

-Después de ti. -Abre la puerta de la casa.

Nos montamos en el auto y este arranca hacia mi sorpresa.

Minutos más tarde.

Detiene el auto enfrente de un pequeño mercado.

-¿Esta es mi sorpresa? ¿Traerme al mercado? -Digo sorprendida.

-Uff que impaciente eres, espera aquí ya vuelvo. -Se baja y me deja con las dudas.

Que impaciente ni que nada, si yo le hago una sorpresa y le hago eso quien sabe como se pone. Capaz y le da un faracho.

Segundo PlatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora