46 [La abuela misteriosa]

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Llego en cuestión de segundos ya que eh tomado la ruta fácil. Me estaciono y entro a pasos rápidos, busco con la mirada a Rachid y este levanta la mano indicándome donde permanecía.

—Disculpa la demora. Assalamualeikum.

—Waleikumsalam y no te preocupes ya me acostumbre a tu tardanza.

—No es eso —Blanqueo los ojos. —Es el tráfico.

—Veamos —Acomoda el portátil. —¿Play?

—Sin miedo, tu sigue.

Este prosigue y pone en marcha el video de todo este tiempo.

Y si, acerté, fueron ellos y ahora viven en un estado fascinante.

—¡Ellos me buscaron! —Le doy un fuerte golpe a la mesa y regreso a mi auto para luego dirigirme hacia la casa de Monica.

Suena el celular.

—¿Hacía donde te diriges?

—Hacia la casa de Monica.

—Voy en camino por si te descontrolas.

—¡Ay por favor!

—Me están llamando hablamos luego —Cuelga sin escuchar mi respuesta.

Me estaciono sin fijarme como eh dejado el auto y tomo mi bolso para luego ser detenida por Rachid.

—Mas lento mujer —Hace un gesto con las manos hacia abajo.

—Necesito acabar con este tema ¡Ya! —Me suelta de su agarre y me sigue.

Toco el timbre desesperadamente.

—¿Traes el portátil?

—Si y también el video.

Nuevamente toco el timbre varias veces, hasta ver la repugnante cara de Monica.

—¡Abre! ¿Qué me vas la cara? —Esta obedece y entro sin pedir permiso. —Wow ¿No que ustedes estaban en banca rota? —Digo con un tono sarcástico pero sorprendido.

La casa luce muy bien decorada y al parecer todo luce de más de mil dólares.

—Zaida cielo te extrañamos —Dice la señora María acercándose con una sonrisa encantadora pero no me dejare engañar.

—¿Me extrañaron a mi o a mi dinero?

—Pero hija que dices —Rodea su mano en mis brazos y me alejo.

—¡No me toque!

—¿Cometimos algún error?

—Si en su mundo a robar le dicen error pues si, si cometieron un error y con la persona incorrecta.

—¿Robar? —Dice con un tono confundido.

—¡Ay por favor señora no se haga la loca!

—¿De qué hablas?

—¿Acaso usted no le decía a su hijo que me amenazara o si no le entregaría imágenes a la familia de mi ex prometido, acaso usted no planeo el supuesto asalto justo el día que yo vine a conocerlos? —Digo con un tono dulce pero con el toque de aterrador.

—No ¿Cómo puedes decir eso?

—¡Tengo pruebas así que mejor acepte su error!

—¿Qué?

—Rachid la computadora.

—Uy señora en la que se metió —Dice mientras busca el archivo en el portátil.

Segundo PlatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora