65 [¡SUELTAME!]

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—Porque me abriste los ojos, no debí mentir para alejarte de Zayd...en cuanto tu intentabas que el se acercará más hacia mi.

—Eso no importa, lo que tenía que suceder, sucedió y punto.

—Discúlpame.

—Sara, no pienses que ahora vamos a ser las mejores amigas.

—Ni lo imagino.

—Por cierto, cuando tu invitaste a Rachid y a mi a la celebración, ¿Zayd no se opuso?

—Claro que se opuso. Hasta le dijo a los guardias que no les dejará pasar pero luego yo solucionen con ellos.

《FlashBack》
Narra Sara.

—No, no y no, ellos no van a venir porque no.

—Pero Zayd... —Me interrumpe.

—Pero nada, Zaida eligió irse en vez de venirse. Eligió a ese a cambio de mi. Imposible ellos no vienen.

—Zayd, ¿no vas a complacer este capricho de tu mujer?, esa mujer que esta esperando tu bebé, tu príncipe, tu heredero, tu niño, tu hijo esperado por tantos años —Le hago entender.

—De acuerdo, pero solo lo haré por ti.

—Gracias, gracias, gracias —Lo abrazo.

《Fin del FlashBack》

—Y eso fue lo que sucedió —Dice Sara.

—Bueno ya me tengo que ir, se hace tarde.

Me levanto volteándome mientras busco algo con la mirada.

—Zaida.

—¿Sí? —Digo desinteresada.

—Te odio.

—Y yo mas.

Le hago un gesto de despedida y cierro la puerta para luego despedirme de Amir y Layla, ponerme mi abrigo y tomar mi bolso.

Salgo de la casa y me encuentro a Zayd con los brazos cruzados mientras piensa sobre algún asunto.

—Zaida, necesitamos hablar —Articula sin mirarme a los ojos.

—Disculpa tengo cosas que hacer.

—¿Son más importantes que yo?

—La verdad no se, pero te escucho.

Me acerco hacia el pero manteniendo la distancia.

—Te debo una disculpa —Se arrodilla tomándome de la mano y le planta un beso a esta. —Discúlpame mi amor y regresa a mi vida que te extraño tanto, tanto que no te imaginas. Extraño tu apoyo, tu ser y tu amor incondicional. Eres la única que no me miente.

—Debería ser firme a mi palabra y orgullo pero se me derrite el corazón —Lo levanto y lo abrazo. —De eso se trata una relación, discutir y arreglar pero el amor nunca desvanece hasta que uno lo decida.

Segundo PlatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora