72 [Vaca]

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—…Cuéntame algo sobre tu madre.

—Era lo mejor que tenía, era la persona más preciada en mi vida, ella era y es mi tesoro. Aun estando muerta —Agacha la cabeza mientras juega con dedos.

—¿Cómo se llamaba?

—Aasiyah, ella era la luz de la casa, sin ella en casa parecía como si todo estuviera apagado. Entonces imagínate cuando su lamentable partida se dio, la casa quedo sin luz, no había ningún rincón que destellara y tuvimos que mudarnos. Pero yo no pude estar en la nueva casa que habíamos comprado y me regrese a esta luego de comenzar a trabajar en la empresa. Esta casa no la habían vendido y regresé.

[Siguiente día…]

—¿Cuándo te dan el alta?

—No lo sé cielo, hubieron algunos problemas con mi cuerpo. Pero a más no tardar me tendrían que dar de alta hoy o mañana, dudo que hoy me la den.

—¿Y qué le paso a tu cuerpo?

—No lo sé, nadie me quiso decir nada. Solo me llevan a sacar sangre me regresan, me hacen hacer algunos pequeños ejercicios y se van.

—Debe ser algo con el estómago.

—Si, de seguro pero Allahamdulillah me siento bien.

—Allahamdulillah ¿y el bebé?

—El doctor le permitió a Amir sacar al bebé un momento ya deben de estar regresando.

—Que bien que lo puedan sacar.

—Si…¿Y que tal tú y Zayd?

—Allahamdulillah, no hay ningún problema hasta ahora.

—¿Y cómo está mi sobrina o sobrino? —Susurra.

—Allahamdulillah, en un rato voy a pedir que me hagan un examen de sangre. Últimamente tengo muchos antojos.

Ríe simple tapando sus labios. Su risa es tan contagiosa.

—Hablando de antojos me acuerdo cuando mi bebé estaba en la barriga, me dio un antojo tan intenso que Amir me tuvo que sacar a las 4 de la madrugada a escondidas a comprar un caramelo —Reímos.

—¿Es enserio? —Cuestiono secándome las lágrimas.

Asiente intentando decir algo más pero la gracia que le causa se lo impide.

—Ajam —Toce intentando ponerse seria. Pero nuevamente estalla a carcajadas, de seguro se acordó de nuevo lo que todavía no me dice.

—Cálmate, cálmate —Intento tranquilizarla.

—Bueno lo peor fue que eran las 4 y todo estaba cerrado, me puse fuera de una tienda y comencé a gritar hasta que me abrieron, entre y compré el caramelo. Te lo juro parecía una niña pequeña, días después le rogué a Amir que sacará tiempo y me llevará a la tienda para pedir disculpas.

—Pequeños placeres de la vida que dan gracia.

—Si prima, pues de eso se trata la vida. Aveces llorar, aveces reír. Un poco de todo —Sonríe y le devuelvo la sonrisa.

—En fin, ¿qué nombre le han puesto al pequeño? —Cuestiono al recordarme del asunto.

—Zamir.

—Masha’Allah, yo estaba pensando entre Zamir y Zayn —Sonrío meneando la cabeza.

—Te leí la mente —Reímos leve y Amir entra por esta con el pequeño Zamir en manos.

Con cuanto cuidado lo sujeta.😻

Me levanto para ayudarlo con las bolsas que trae en manos. El pobre ni siquiera puede cerrar la puerta.

Segundo PlatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora