27 [Si, Ella Me Gusta]

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-¿Porque no me dijiste que estas comprometida?. -Frunce el ceño.

-No eres nada mio. -Desvío la mirada.

-Amor. -Posa sus manos en mi rostro.

-No me toques. -Advierto. -Y mucho menos me digas amor, que tu y yo no somos nada. -Aclaro.

-¿Que pasa aquí?. -Interrumpe Rachid

Dirijo mi mirada hacia Rachid y agacho la cabeza.

-Pregunte algo. -Nos da un vistazo rápido a los dos.

-No pasa nada, hablábamos de trabajo. -Responde Zayd.

-Si así es, hablamos de trabajo. -Reafirmo.

-Ven Zaida. -Dice con poca confianza.

-Vamos. -Me adelanto y este me sigue.

-¿El es algo tuyo?. -Me sorprendo ante su pregunta.

-Es mi jefe de trabajo. -Digo un tanto seria.

-Me refiero a algo íntimo. -Juega con las manos mientras lo dice.

-¿Tan poca confianza me tienes?. -Fijo mi mirada en la de el.

-No puedo confiar en tus ojos.

-¿A que te refieres?. -Digo desafiante.

-Tus ojos dicen mucho de ti, hablas con todos. Pero confías en pocos. -Sonrío ante su respuesta.

-Tienes razón, pero tu seras mi marido muy pronto. Se supone que deberías de saber como obtener mi confianza.

-¿Como se obtiene?

-Tu sabrás. -Sonrío y lo dejo con la duda.

Me acerco hacia Lamya y esta se despide de sus amistades.

-¿Que paso?. -Dice curiosa.

-Nada, me estaba pidiendo explicaciones y en eso llego Rachid. -Desvío la mirada y saludo a unas invitadas.

-¿Y escucho algo?. -Dice con un tono preocupado.

-No. -Hice una mueca de alivio.

-Uff, que bien -Mira a sus alrededores.

-Luego hablamos. -Le guiño el ojo y salgo al jardín.

Aprecio a la luna y sus amistades las estrellas.

Suspiro hondo y doy un sorbo a mi bebida.

-Te salvaste de mi porque llego tu prometido, ¿pero ahora?. -Me volteo y le regalo una sonrisa. -Ahora si, responde a mi antigua pregunta.

-Ya te dije, no eres nada mio. -Vuelvo a repetir la respuesta.

Camine hacia adelante pero este me detuvo.

-¿Hacia donde vas?..Todavía las cosas no quedan claras. -Me hace voltear y lo miro confundida.

-¿De qué me hablas?. -Doy un sorbo.

-¿Amas a ese chico?. -Me quedo helada ante la pregunta.

-Yo...Si. -Miento. -Espera. -Lo detengo. -Antes que te vallas, también quiero saber algo. -Me dedica una mirada confundida.

-¿Que?.

-¿Te gusta mi hermana Farah?. -Digo con gran dificultad.

-Si, ella me gusta.

Siento como poco a poco se me destroza el corazón, como respirar se me complica y como los sentimientos que tenía hacia el se desvanecen.

Unas cuantas lagrimas empiezan a recorrer ambas mejillas, esas simples palabras no paraban de resonar en mi mente.

Segundo PlatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora