57 [Arbustos]

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—¿Zaida esta todo bien? De la manera que tomaste tu bolso y saliste de la casa sentí que estas molesta.

—Si, estoy molesta.

—¿Qué pasa?

—¿Por qué no quitabas mirada de esa modelo? —Enchino los ojos meneando la cabeza en gesto de enojo.

—¡Ay mi celosa! —Me toma por la cintura.

—Solo cuido mi propiedad —Ruedo los ojos desviando la mirada.

—Mírame —Niego. —No dañemos este día por una simple chica.

—Una simple chica que no le quitabas la mirada, ¿acaso estoy gorda? Que vas mirando a esqueletos.

—No mi amor no estas gorda, estas inundada.

—¡Zayd! —Le suelto un leve puño en el pecho.

—Solo bromeo mi amor.

—De ahora en adelante iras a todo lugar con un cartucho en tu cabeza para que ninguna mujersuela te vea y tu no veas a más nadie que no sea yo —Saco la lengua de lado atrevida tomando las llaves del auto.

—Por lo menos dime que vas a conducir.

—No necesito decirte ya lo sabes.

Me monto en el auto y el hace lo mismo para luego yo conducir hacia la casa.

Estaciono el auto y entramos a la casa, tomo la cesta y apuro a Layla.

—Uff Layla tenias tanto tiempo y todavía no estas lista.

—Estoy embarazada Zaida no puedo apurarme el bebe me patea.

—Oh vamos, vamos —La tomo por el brazo y comenzamos a dirigirnos hacia el auto.

Le ayudo a montarse en el auto y lo pongo en marcha haciendo sonar el claxon y apurar a los 2 chicos.

Estos salen riéndose entre ellos y se montan para luego yo manejar hacia la laguna de San Carlos.

Mas tarde.

Estaciono el auto y me bajo estirándome.

  Comenzamos a caminar hacia un área despejado y colocamos la sábana en el pasto para luego tomar asiento en ella.

Huele a tierra, huele a naturaleza. Se respira aire fresco y no ese aire mundano, sucio y con malas vibras. 

—Una pregunta —Dice Amir pensativo mirando hacia mi dirección.

—Adelante.

—¿Solo somos nosotros?

—Bueno, no hice planes ni mucho menos se lo que vamos a hacer. Pensé que improvisar seria mejor.

—¡Ay Zaida! Tu siempre pensando “tan bien” —Hace el entrecomillado con sus dedos.

—¿Tienes alguien quien invitar?

—Si, están cerca.

—¿¡Tan rápido!? —Digo impresionada.

—No soy tan lento como tu cuñadita.

—Eñeñeñe —Digo burlonamente.

—También pedí algunas cosas, ya saben…para no aburrirnos —Aclara.

Mas tarde.

—Bueno, pues que cada quien se presente algo rápido y breve.

Segundo PlatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora