Si los Sakamaki fuesen mujer [Book #1]

Capítulo 42 ( Azusa X Kanato)

Azusa aún estaba un poco desanimado por el hecho de que Kanato lo estaba evitando, pero la pelimorada no lo hacía con intenciones de dañarlo, la verdad es que estaba confundida, y no quería que el sufriera si ella tomaba una mala decisión.

Después de estar hablando con Kino, Kanato creía tener un mejor concepto de lo que estaba sintiendo, pues al parecer, Kino o tenía mucha experiencia en el amor o había leído muchos mangas shoujo.

La pelimorada hablaba con Teddy acerca del tema de Azusa, y aunque no le estuviese dando los resultados que ella quería, parecía que la aliviaba en cierta manera.

Después del receso Kanato caminó hasta el salón de clases, se encontró con Azusa apoyado sobre el marco de la puerta, él levantó la mirada apenas sintió su presencia, quería saber que tipo de reacción tendría si ella le veía afuera de su salón, la pelimorada sólo se limitó a saludarlo haciendo un gesto con la mano y entró en su salón evitando cualquier tipo de interacción, la verdad es que ahora lo que ella esperaba era que él le dijese que quería hablar y pasar tiempo con ella, o al menos que dijese lo que sentía con respeto a su distanciamiento.

Luego de pensarlo y pensarlo, Azusa pensó que lo mejor sería hablar con ella, y quedarse a su lado sin decir nada, que sus acciones hablasen por él era lo mejor que podía hacer, no sabía como reaccionaría ella si le decía que a él le gustaba, pero pensó que aún no lo diría. Apenas terminaron las clases caminó hasta el salón de la Sakamaki y esperó a que ella saliese del salón.

Kanato estaba tan sumida en sus pensamientos que al notar el aroma de Azusa se sobresaltó, ¿La estaba esperando? La pelimorada se armó de valor y salió del salón, no lo había querido admitir, pero ahora que pensaba que probablemente estaba enamorada de Azusa no tenía el valor de mirarlo por más de unos segundos. Tomó a Teddy entre sus brazos y salió del salón, Azusa la miraba serio, se acercó a ella, y esperó a que ella empezase a caminar. A Kanato no le quedó de otra que caminar al lado del Mukami.

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