Capítulo 016

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Capítulo 016
(Editado)

~ Lis ~

– Lis... ¿Lis?... ¡Lis! – Gritó Sirius haciendo que cayera de mi silla y que la mirada de la profesora se quedara sobre mí.

– Lo siento profesora McGonagall. – Me disculpé y me senté de nuevo en la silla. Ni me preocupé en reñir a Sirius.

– Senorita Evans, ¿Se siente bien? Estos días a estado muy pálida. Venga, tome un pase y vaya con la señora Pomfrey.

Suspiré y me acerqué al escritorio de la profesora con mis cosas. Tomé el pase y salí del salón sin mirar atrás. Estas últimas dos semanas e estado ausente, no puedo dejar de pensar en mi mano y la de James, y el bendito cosquilleo. Me he alejado de los chicos ya que cada vez que veo a James bajo la mirada y me siento rota de alguna manera. Remus y Sirius han tratado de acercarse preguntándome si estaba bien, a lo cual siempre respondía con un si y salía corriendo. Las únicas que saben de esto son Alicia, Alexia, Molly y Lily.

También he tenido sueños extraños. En unos estaba besando a James, en otros ambos agarrados de la mano en pleno invierno, ¡Hasta uno en el cual él dormía a mi lado! Esos sueños solo han hecho que me confunda más. Cada vez que veo a James con una chica diferente cada día me siento dolida queriendo tomar su lugar. No puedo parar de pensar en él.

La única frase que me he grabado en la mente es "Sonríe hoy y llora mañana, a nadie le importa si estás bien." Es profunda, lo sé, pero es la triste realidad. Pueden que te pregunten si estás bien, pero a muy pocos les preocupas de verdad.

Casi nunca salgo de mi cuarto, no tengo la sonrisa que siempre tenía, no hago bromas y no me junto con Los Merodeadores. Toda la escuela se ha dado cuenta, excepto una persona. James, él parece inmune a mi dolor, y eso solo hace que me duela aún más. Para navidad me quedaré en el castillo mientras los chicos van a visitar a sus familias. Molly se queda conmigo, en cambio Lily, Alicia y Alexia vuelven a sus casas para navidad. Bueno la casa de Lily también es la mía. Ustedes entendieron.

Luego de deambular por los pasillos como por treinta minutos, llegué a la enfermería y Poppy me atendió de inmediato.

– ¿Qué pasó contigo Lis? Ya no sonríes ni haces bromas, ni siquiera estás con los chicos.

– Un corazón roto y un amigo de por medio. – Susurré lo suficiente alto como para que ella me escuchara.

– ¿Amor? –Preguntó ella.

– No creo que sea amor... ¿Atracción? – Sugerí dejando que una lagrima cayera lentamente por mi mejilla.

– Ven, cuéntame. – Dijo llevándome a su despacho.

– Todo empezó el día que regresé, ese día me había quedado dormida y Remus me dejó dormida en una de las camas extras de su habitación. Los otros chicos estaban en la habitación hablando de... de cosas de chicos. No les presté atención a su conversación, hasta que James sacó un tema inusual. Hablaba sobre lo "ardiente" que estaba y como había cambiado todos estos años – Bajé la mirada mientras mis mejillas ardían, como cada vez que pensaba en esto. – Luego de unos días, todos estábamos haciendo una broma. – Mentí, no le voy a decir que les estaba salvando la vida de un hombre lobo. – Desde el día que me dijo "ardiente" los había evitado hasta ese día. James tomó mi mano y sentí una corriente eléctrica que me recorría todo el cuerpo. Luego de esa corriente pensé en hablar con él, pero al ver lo con una chica distinta todos los días... desistí y me encerré en mi burbuja de tristeza. – Mi voz se quebró y sollocé. Poppy se acercó y me dio un abrazo, secó mis lágrimas y me tendió un trozo de chocolate.

– Si de verdad te gusta, lucha por él, y si no... hay muchos peces en el mar.

***

Luego de que Poppy me diera el consejo, me dejó ir al gran comedor.

Todos estos días no había comido casi nada. Mínimo un cubo de queso. Al llegar al Gran Comedor todas las miradas se posaron en mis mejillas sonrojadas y mis ojos rojos y llorosos. Me senté al lado de Molly y Alicia, alejada de los chicos. Tomé una tostada y la comí a medias para luego dejarla.

Esperé a que las chicas terminaran de comer y luego nos dirigimos a la sala común. Yo tomé uno de mis libros y me senté a leer en frente de la chimenea. Las chicas habían subido a dormir, pero yo no tengo sueño. No podía concentrarme en el libro, solo podía pensar en la sonrisa coqueta de James, en su contagiosa risa, en su lealtad a todos, en su valentía, en su cordialidad... en todo de él.

Luego de un rato entraron cuatro chicos entre risas, las risas que he escuchado tantas veces. Traté de escapar pero me obligaron a subir con ellos a su habitación.

Y cuando digo que me obligaron es que me llevaron cargada a la habitación.

– ¡Suéltenme! ¡Ayuda! ¡Alicia! ¡Molly! ¡Lily! ¡Alexia! ¡Alerta roja! – Grité y las chicas bajaron corriendo las escaleras. Pero ya era muy tarde ya que me encerraron en el cuarto, dejando a las chicas atrás.

– Déjenme ir. – Ordené.

– No, tenemos que hablar. – Dijo Sirius completamente serio, tanto que da miedo.

– Y yo dije que no quiero hablar. – Dije desviando mi mirada de la de Sirius. No me gustaba verlo así.

– ¿Qué mierda te pasa? ¡Cada vez que nos acercamos te vas! ¡Cada vez que tratamos de hablarte nos evades y escapas! ¿Hicimos algo mal? ¿Te herimos de alguna forma? – Gritó Sirius haciéndome soltar unas lágrimas. – Dime, ¿Hicimos algo mal?

Me acerqué a él y le di un abrazo mientras sollozaba en su hombro. Lo extrañé demasiado.

– Lo siento. – Sollocé. – Me porté muy mal con ustedes... – Mi voz se quebró y luego volví a sollozar.

– Tranquila Lis. – Dijo Remus y nos abrazó a ambos. Luego se unió Peter al abrazo y seguido de él se unió James.

– Lo siento.– Volví a decir luego de que nos separáramos.

– No tienes que disculparte. – Dijo James secando mis lágrimas.

Se ve tan lindo con esa sonrisa... ¿Qué me has hecho James? No puedo dejar de pensar en ti.

Una quinta ¿Merodeadora? (1) (Trilogía Generaciones)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora