Especial

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(Este especial está en el pasado, antes del capítulo anterior)

~ Lily ~

Severus y yo estudiábamos para el examen de McGonagall, estos días a estado diferente. Se ha vuelto aún más callado y más nervioso que siempre. El calamar gigante saltaba en el lago haciendo reír a James y Lis en la distancia. Aunque James fuera un idiota algunas veces, hacían una pareja muy linda. Además, Lis era feliz con él y eso era suficiente para que yo sea feliz también. Severus subió su mano derecha hasta su cabello y pude ver un destello de color negro. ¿Un tatuaje? No, Severus no hace esas cosas. Se formó un nudo en mi garganta al pensarlo dos veces, no puede ser. Él nunca haría eso, especialmente mo me lo haría a mí. Tomé su mano y subí su manga rápidamente, la marca tenebrosa estaba tatuada en su brazo. Severus trató de apartar su mano, pero yo la mantenía firme. Además, ya la había visto, era muy tarde para tratar de ocultarlo.

Lágrimas se aproximaban en mis ojos, traté de contenerlas y el nudo que se estaba formando en mi garganta. ¿Por qué él? ¿Por qué haría eso? ¿Por qué me lo haría a mí?

– ¿Qué es esto Severus? ¿Qué excusa te vas a crear en tu mente? Te defendido toda mi vida, de mi hermana y sus amigos. Me he peleado con mi propia familia por ti, te he ayudado con todo lo que necesitaras. Te he perdonado muchísimas veces, de todas las veces que te has burlado de mi y mi sangre, te he dado mi confianza, hasta te he dado mi amor. Juras que me amas, que eres mejor que todos ellos, pero al final eres igual, o tal vez peor. – Me levanté de golpe, sin dejar que Severus pudiera decir algo. Nunca le he hablado de esa manera tan fría. Usualmente ese tono de voz no era para él, si no para James. Peor al final terminó siendo peor.

–  Lily espera, yo puedo explicarlo... – Dijo poniendo su mano en mi hombro deteniéndome. Me detuve de golpe. Lo empujé, quitando su mano de mi hombro.

– Severus, te he perdonado muchas cosas, pero esto pasa mis límites. -  Seguí de largo, evitando su mirada clavada en mi espalda. Caminé sin rumbo alguno, sollozaba de vez en cuando, pero no tenía ni idea de a donde iba. Después de un rato caí al suelo al chocar con alguien. También se cayó mi bolso, dejando unos libros en el suelo

– Yo lo siento, fue mi culpa. – Dije recogiendo las cosas que se habían caído rápidamente. No miré arriba para que sea quién sea con el que choqué no vea mis lágrimas.

– ¿Lily? – Dijo la voz rasposa de Remus, mierda. – ¿Pasó algo? – Dijo agachándose, terminando de recoger mis libros.

– Sonaría más que ridiculo si te lo cuento. – Puse una sonrisa triste, traté de contener mis lágrimas pero unas cuantas cayeron. Que débil soy, siempre lo he sido y lo seré. Además, ¿Llorar en frente de Remus? Que pena, debe pensar que soy patética por estar llorando en los pasillos.

– No creo que suene ridículo. – Dijo Remus. – Además, soy amigo de James, escucho ridiculeces a diario. Ven, vamos a un lugar especial.

Me tomó de la mano y una corriente recorrió mi cuerpo. Caminamos sin decir una palabra, me dejaba guiar por Remus, el cual todavía sostenía mí mano. Llegamos frente una gran pared de piedra, todavía sin saber qué hacíamos aquí, Remus comenzó a caminar de un lado a otro susurrando unas palabras que no logré escuchar. Luego de unos segundos, una puerta de madera apareció haciendo que Remus sonriera.

– ¿La sala de Menesteres? – Pregunté volteando a ver a Remus. De sus labios salió una sonrisa para luego volver a tomar mi mano y entrar en las puertas de roble. Había un pequeño cuarto, parecido a la sala común, una mesa tenía unas cuchara y vasos con helado.

– ¿Mi hermana te dijo que me gusta el helado?

– Puede que le haya mencionado. – Dijo encogiéndose de hombros. Sonreí y ambos nos sentamos, tomé una cuchara y empecé a comer el helado. Estuvimos hablando por horas, no tenía ni idea de que hora era, y tampoco me importaba.

De un momento a otro dejé el vaso en la silla y los labios de Remus se encontraron con los míos. Tardé unos segundos para procesar la información y luego le seguí el beso. Sus labios sabían a chocolate y aunque estaba un poco sorprendida, no me quejo. Admito que siempre tuve un pequeño crush en Remus. Siempre fue amable conmigo, pero traté de cubrir mis sentimientos por él diciendo que me gustaba Severus. Pero después de este beso, creo que está más que claro quien me gusta.

¿Quién diría que me gustaría uno de los Merodeadores? Si sigo así, quedaré tan cuerda como Lis.

Una quinta ¿Merodeadora? (1) (Trilogía Generaciones)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora