Capítulo 031

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Narrador Omnisciente

Al ver las heridas graves de Lis Evans, esta fue transferida a San Mungo luego de pasar unos días en Hogwarts.

Los chicos y sus amigas tenían pases especiales para ir a visitarla desde Hogwarts.

James se encontraba perdido. Su novia la cuál amaba demasiado estaba en peligro de muerte. Tomaba por las noches y las ojeras eran muy notables en el azabache.

Sirius estaba igual que James. Los que en mejor estado estaban era Remus y Peter. El último andaba muy alejado del grupo últimamente y solo se quejaba sobre las cosas que ellos hacían para visitar a Lis.

Los padres de la pelirroja pasaban la mayoría de los días dejando regalos a su hija.

Alex se sentía muy culpable por lo qué pasó con Lis y era la que más la visitaba junto con James.

Potter la visitaba todos los días y lloraba en silencio a su lado, esperando que su pelirroja despertara y amaneciera todas la mañanas a su lado como antes.

Casi un mes pasó Lis en San Mungo.

Su diagnostico fue que estaba infectada de un hechizo de magia negra muy antigua que debió haberla matado. Pero que extrañamente no lo hizo, y eso es un milagro como lo llamarían los muggles.

Pero un día en especial, una mañana de finales de Enero en el que sol brillaba más fuerte de lo usual. James fue a visitar a sus pelirroja sin nadie más que lo acompañara como otras veces.

Al llegar al hospital se dirigió a la habitación 222 donde actualmente Lis parecía estar recuperándose gracias a unos hechizos y medicinas que los doctores usaban.

James se sentó en el sillón donde siempre se sentaba y tomó la mano de su amada con lágrimas peligrando salir de sus ojos.

Sin poder aguantarlo, decidió probar los labios de su amada una vez más. Fue un simple roce, uno corto y simple. Pero bastó para que James se sintiera lleno de vida otra vez.

El monitor al lado de la chica comenzó a sonar y Lis abrió los ojos muy rápidamente sorprendiendo a James y a los medi-magos que acababan de entrar a la habitación.

— ¿Qué pasó? — Preguntó en un pequeño susurro al ver tantas personas al rededor de ella.

Y ahí es cuando Lis se dio cuenta de la presencia de cierta persona en la habitación y cayó en cuenta de lo que pasaba.

— ¡James! ¡Los Mortífagos! ¡Alex! ¡L... — No pudo continuar ya que su novio la calló con un dulce beso en los labios que dejó a Lis atónita pero el cual respondió rápidamente.

— Todos están bien — Se apresuró a decir James apretando su frente con la de Lis.

Esta asintió y se separó de su novio para luego empezar a decir un montón de preguntas el cual su novio respondió con gusto.

Al rato los padres de la chica y su hermana entraron en la habitación, seguidos de sus amigos.

Cada uno dio un abrazo y beso en la mejilla de su amiga, hermana e hija.

La señora Evans sollozaba y abrazaba a James. Pero todavía nadie sabía cómo es que la pelirroja había despertado.

— Un beso de amor verdadero cura cualquier maldición — Fue lo que se limitó a decir el medi-mago. Y para James fue suficiente respuesta.

Luego de dejar descansando a Lis, James les explicó a los señores Evans sobre cómo su hija había aceptado casarse con él luego de la escuela. El señor Evans se lo tomó mejor de lo que esperaban y el dio un gran a abrazo a James dándole bienvenido a la familia igual que su esposa.

Pero lo magnífico de este día es que una persona se a salvado de una maldición gracias al amor verdadero. Y Lis y James no podían estar más feliz sobre eso, ya que significaba que su amor era verdadero.

Pero no todo es perfecto, y nada se puede quedar así para siempre. Y esa es la crueldad de la vida.

Una quinta ¿Merodeadora? (1) (Trilogía Generaciones)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora